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Esta vez no pensaba culpar al alcohol de mis decisiones. Inclusive si en verdad estaba ebrio dentro del auto de Yoongi. No lo iba a culpar porque yo quería esto desde hacía muchísimos días atrás.

— Bebé, espera... — Por lo menos, uno de los dos estaba medianamente sobrio dentro del auto, porque él era el encargado de llevarnos a casa, así que emborracharse no era una opción.

Era solo una luz roja, la última antes de llegar al conjunto de apartamentos en donde vivía Yoongi, pero mi cuerpo no respondía o más bien respondía a mis más sucios deseos. Yo no podía quedarme quieto en mi asiento, y a penas el auto se detenía yo ya estaba moviéndome encima del cuerpo de Yoongi. Lo besaba constantemente, tomaba sus mejillas, buscaba pasar mi cuerpo encima del suyo menearle las caderas, insinuarme, coquetearle, quería tenerlo entre mis piernas ya.

Y aunque sabía que el sentimiento de Yoongi era el mismo, recordemos que él es el sobrio — O casi sobrio— de los dos.

A penas aparco el auto en el cajón correspondiente en el sótano del conjunto de edificios en el que vivía, yo ya estaba saltando de nuevo sobre sus piernas y besando sus labios. Nunca he follado en un auto aunque esto sonaba realmente bien, siempre es un cliché caliente que todos quieren probar.

Y aunque estaba en sus piernas, y ambos nos besábamos, Yoongi abrió la puerta. Ambos bajamos con cuidado del auto, en realidad, él fue quien me bajo con cuidado del auto, porque desearía poder tener más control sobre mi cuando tomamos alcohol. 

Pero Yoongi parecía disfrutarlo, disfrutaba cuidarme y yo lo disfrutaba por igual. Normalmente Taehyung era quien me cuidaba en las noches de borrachera, muchas veces terminaba cansado de cuidarme, porque no es que perdiera todo el control, pero a veces tropezaba de más o besaba a quien, según yo, era Leonardo DiCaprio, sin ser así.

Y ahora Yoongi parecía disfrutar de tomarme de las caderas y guiarme por el pasillo. Nos besábamos, lo besaba, le acariciaba el cabello, chocaba nuestras caderas y me encargaba de frotar mi cuerpo contra el suyo, a manera de provocarlo.

Nuestros besos eran calientes, lo dieron todo el camino a casa, e incluso mientras caminábamos a pasos tambaleantes hacía el departamento. Chocabamos constantemente con las paredes, tanto las del ascensor como las de los pasillos y yo reía travieso cuando ocurría. No solo por el alcohol en mi cuerpo, si no por lo divertida que debía de ser la situación.

Justo cuando llegamos a la entrada de su departamento, él me acorraló contra la puerta, aprisionandome con su cuerpo para que no fuera, ni a caerme, ni a moverme demasiado. El intentaba teclear correctamente la combinación de números para abrir la puerta.

— Trece, cero, seis. — Susurró con la voz ronca en mi oído, provocándome escalofríos.

Ojalá lo recuerde cuando esté sobrio también.

A penas escuché el click de la puerta quitando el seguro y sbiendose, yo le jale hacia mi cuerpo, para adentrarnos al departamento, y en cuanto cerró la puerta detrás suyo, está vez fui yo quién se encargo de acorralarlo contra la puesta para pegar nuestros cuerpos.

No estaba caliente precisamente por el alcohol. Posiblemente era un factor que influía, pero yo estaba realmente caliente desde que me cambié de ropa en casa para salir con Yoongi y me había colocado las bonitas bragas color rosa pastel a juego con mi bonito suéter afelpado. Dese ahí yo ya sabía que quería terminar con Yoongi entre mis piernas. Con mi novio.

Mío, mío, mío.

Mis manos inquietas se pasearon por su pecho y la corbata que adornaba su cuello horas antes ya no estaba, la había desaparecido desde el apartamento de Hoseok cuando el calor había aumentado con el alcohol, y ahora desabotonaba su camisa con agilidad. Yoongi se dejaba hacer con facilidad, yo sé que le gusta que lo cuide a mi manera, y esa es atenderlo en todo sentido. Su cabeza estaba ladeada, sus ojos cerrados y jadeaba de una manera ronca que me tenía tan duro dentro de mis pantalones ajustados. Sus manos presionaban mis caderas para mantenerlas juntas con la suyas y poder rozar nuestras entrepiernas. A ratos yo le besaba el cuello desesperado.

• I love your VOICE and your MOANS •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora