𝐄𝐒𝐏𝐄𝐂𝐈𝐀𝐋: 𝐃 𝐈 𝐀 𝐃 𝐄 𝐋 𝐌 𝐀 𝐄 𝐒 𝐓 𝐑 𝐎

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Ser maestro puede ser muchas cosas.

Ser maestro es complejo. Siempre tenemos que estar reinventando las técnicas didácticas, porque se vuelve un mundo para cada uno de los alumnos el aprender. Todos tenemos habilidades distintas, no solo en nuestra vida diaria, también cognitivamente para poder aprender.

Algunos somos más visuales, comprendemos todo a base de dibujos que conlleven manzanas y palitos. Dibujamos una manzana, tenemos una manzana, dibujamos dos manzanas y tenemos dos manzanas, y así coomprender la suma, las restas, todo lo que sea necesario. Algunos otros son más auditivos y con solo escuchar lo que deben comprender para memorizarlo, el trabajo está hecho; grabar las clases y escucharlas constantemente hasta memorizarlo y comprenderlo. Y algunos más por medio de los sentidos o movimientos. Aprender mediante caminar cuando estudiamos, realizamos un experimento o manipulando instrumentos de laboratorio que entran a través de los movimientos que realizamos para aprender.

Uno como maestro tiene que adaptarse a la complejidad del aprendizaje.

Recuerdo una ocación en mis primeros años donde uno de mis alumnos no lograba comprender la ubicación de las notas, incluso si escribía un pentagrama en el pizarrón y ubicaba las notas él no comprendía cómo subir de do a re, ni tampoco como bajar de la a sol, y por más evaluaciones, clases o concentración que tuviera, no lo lograba. Fue hasta que lo senté en el piano, y lo hice tocar las teclas correspondientes que logro comprender como subir de tono las notas.

Ser maestro es tedioso.

Nunca falta el típico alumno chistoso, grosero o que quiere verse bastante listo. Uno se prepara mentalmente para ello, lidiar con broma pesadas, constestaciones o faltas de respeto, y como maestro uno tiene que saber comportarse, no es cuestión de edad, es más educación.

Volviendo a mis primeros años de enseñanza, comencé demasiado joven. Tenía diecisiete años cuando empecé a enseñar en la escuela media algo que no tenía nada que ver con mi pasión: era profesor de tercer grado de la materia de lengua extranjera, o inglés como es vagamente conocido. Yo estudiaba por las tardes y enseñaba por la mañana, porque a pesar de provenir de una familia bien colocada y renombre en la música, depender del dinero de mis padres nunca fue una opción. Al ser tan joven, ganarme el respeto de los alumnos fue difícil. Muchos creían que por mi edad, podían faltarme al respeto o colocarse en una postura rebelde, no entregar trabajo, exigir una nota que no correspondía y más. Tedioso pero no imposible.

Ser maestro es cansado.

Muchas veces trabajamos horas extracurriculares, a veces esperamos a tomar juntas, o incluso brindamos asesorías, también preparamos las clases o material para las clases en horas que no son remuneradas económicamente. En mi caso, muchas veces evaluó por las noches, cuando he terminado las clases del día y tengo un poco del tiempo libre. La escuela no me remunera esas horas, pero está bien, lo hago por mis alumnos. También muchas otras ocaciones, por las tardes es cuando preparo clases que conllevan nuevos prendizajes o enseñanzas.

Ser maestro es aprendizaje.

Porque no solo se trata de que yo enseñe, si no también de aprender. Uno como maestro siempre tiene que estar en la mejor disposición para aprender del alumno o lumnos en curso. Colocarnos en un pedestal como dioses sabiondos en el mundo y elevar el ego, nunca ha sido la mejor opción ni lo más recomendable. Cómo maestros tenemos que mantener la humildad al impartir clases, saber que un alumno puede llegar con una visión distinta, que complemente nuestra enseñanza.

En un ocación, uno de mis alumnos tuvo una brillante idea para ayudarse a memoriazar las entonaciones básicas que yo les enseñaba. De seas manera, podía pasar mejor de una nota aguda a una grave o viceversa.

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