𝐀 𝐑 𝐏 𝐄 𝐆 𝐈 𝐎 𝐒

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Siempre me había parecido curioso como Yoongi disponia de los muebles en su departamento, sobre todo en la sala. Porque yo estaba acostumbrado a ver sofás tradicionales. Ya saben, el típico sillón unitario, el de dos plazas, uno de tres y en clases yo tenía uno de cuatro porque a mamá le gustaban los amplios, pero el de Yoongi era curioso.

Eran cinco plazas vuelta uno solo. Las tres centrales pegadas a la pared y las dos de los costados eran mucho más amplias y largas, tanto que parecían plazas de cama individuales. Y en efecto, se podían subir los pies, pero yo aún no tenía la confianza suficiente para probarlas. Uno de los extremos daba al enorme ventanal, y el otro al pasillo principal donde estaba, posiblemente su habitación, la de huéspedes y el baño de invitados.

De esas tres habitaciones yo ya había entrado al menos, al baño.

Ahora que lo comparaba, su sala de estar era más una sala de televisión, con una bonita mesita en el centro y la pantalla plana en la pared de enfrente.

Estábamos sentados en el medio del sofá gigante, y yo tenía mi cabeza recargada en su hombro mientras su brazo me rodeaba pasando por encima de mis hombros atrayendome a su cuerpo, con su otra mano acariciaba mi muslo de manera constante y predecible. Mirábamos un concierto en la televisión y para mí estaba bien y me sentia bien y seguro y mi mente estaba tranquila, cosa que no sucedería estando en casa.

Dormitaba de una manera inexplicable, cerraba los ojos a ratos, porque los párpados me pesaban y no haber dormido nada una noche anterior me hacía un mala jugada en ese rato.

- ¿Quieres dormir bebé?

¿Puedo decir que me encanta cuando me llama asi? Porque lo hace. Mi estómago se vuelca y me hace querer pedirle que lo repita muchas veces. No se si es el tono en el que lo dice, la manera en la que lo hace o simplemente que esa palabra connota cariño.

- Dijiste que no habías dormido nada y ahora que estoy contigo yo cuidare que ningún mounstros te despierte. - Ambos soltamos una risa sutil por ello y yo escondí el rostro en su cuello, rozando mi nariz al aceptar su propuesta.- Ven entonces.

Yoongi se levantó y por un segundo, creí que conocería su habitación, pero fue únicamente una falsa alarma. Se recostó en el extremo del sofá que daba hacía el ventanal. Si no estuviéramos en un décimo piso, juraría que nos podrían ver. Se quitó los zapatos de encima para recostarse en el sofá y me llamo con la simple mirada.

- Mamá decía que es más fácil dormir en un lugar cómodo y cálido. ¿Lo soy? Mhn... Quizás algún día te enseñe una foto suya. Tiene tus mismos ojos cuando sonríes, se vuelven dos medias lunas. Ella era hermosa.

- Tiene que serlo para tener un hijo tan guapo como tú. - Hablé a la par que me trepaba encima del sofá para acurrucarme encima de su cuerpo. Una sensación extraña, pero placentera.

- ¿Qué dices? - Yoongi me recibió con los brazos abiertos y yo me acurruque cerca.

- Es cierto. Que si estuvieras más tiempo en los pasillos escucharías. Todas las chicas se la pasan diciendo que eres un bombón.

Reímos un poco, el ambiente era cómodo, nada tenso e inclusive me arrullaba un tanto.

Es extraño, porque yo solo quiero sexo, yo solo busco sexo en esto y no quiero encariñárme. Yoongi es increíble, es una persona extraordinaria, y sin dudas, en mil años no podría encontrar a alguien así. Alguien que creyera tan firmemente en mi, que bastan escucharme cantar una canción de tres minutos para ofrecerme asesorías y forzarme por un buen futuro en la música.

Esperen, ¿Él es quien me está impulsando en esto? No, yo soy mío, yo me hago mis propias ilusiones y fuerzas.

- Duerme, mi bebé. -Besó mi coronilla aún con mis ojos cerrados y supe, por su respiración, que estaba aún más tranquilo que antes.

Y ¿Por qué si yo soy mío, disfruto tanto cuando me llama suyo?

Pero nada dura para siempre y esa bonita burbuja de paz desapareció en cuanto me desperté dos horas después con el cielo oscuro en el ventanal. ¡Puta mierda!

- Joder, joder, joder. -Me desperté de golpe, levantándole del sofá casi de inmediato.

Yoongi estaba en la barra de la cocina, mirándome con una sonrisa en los labios y claramente estaba riendo por la divertida escena en la que estaba. Claro, de nuevo yo en aprietos, tarde y necesitando de un milagro para transportarme a casa.

Y si creían que yo ya tenía una mala suerte, siempre puedo sorprender más, porque en cuanto tome mi móvil, la batería era nula.

- Carajo, van a matarme.

- ¿Quieres que pida un taxi? -Escuche la voz de Yoongi hablar en cuanto aparecí por la cocina para buscar el resto de mis pertenencias, además de tomar un trozo de zanahoria hervida y probarla.

- No, que pena. No voy a dejar que pagues un taxi por...

- Yo te ofrecí venir a dormir aquí. ¿No? - Preguntó lo último con una sonrisa y yo me sentía derretir en cuanto lo mire.

- Sí, pero es un asunto mío y...

Yoongi chasqueo la lengua y se encogió de hombros. Cortaba las verduras restantes en trozos mientras yo guardaba silencio. Tomo el tazón lleno de verduras para girarse y vertirlo en el fuego caliente de un sartén que previamente ya había aceitado. El sonido de la humedad en las verduras en contacto con el calor de las llamas soltó un aroma delicioso. ¿Podría ser más perfecto?

- Te llevo o tomas un taxi, de cualquier otra manera no saldrás de casa.

Yo no quiero salir de su casa, mierda, quiero quedarme a cenar con él.

Pero no, no puedo, porque yo aún vivo en casa con mis padres, tengo una inexistente carrera en música y ninguna posibilidad de conseguir un trabajo debido al renombre de mi padre.

- Bien, acepto el taxi. -Me resigne y entonces el tomo su móvil para abrir alguna aplicación y poder encargar uno propio para mí.- Gracias. - Murmuré.

- Gracias, ¿Qué? - Preguntó a la par que dejaba el móvil en la superficie fría del mármol en la barra y se acercaba a mi rostro mientras me miraba de cerca.

Yo miraba sus ojos y sabía que esperaba, incluso yo lo esperaba. La conexión que había en esa fracción de segundo cuando nos mirábamos era increíble. Cuando yo les dije que Yoongi tenía ese aroma a libro nuevo que uno recién abre y olfatea las páginas, es porque en mi inconciente posiblemente yo puedo leerlo con tal facilidad que me parece un libro. El más curioso de todos.

Mordí mi labio, pensé dos veces.

¿Por qué estaba deseando tanto decirlo, y como es que Yoongi sabía que yo deseaba decirlo?

- Gracias, papi.

Cuando lo dije, la curva en sus labios se amplio y junto nuestros labios al atraerme del mentón. Mi cuerpo se relajo de inmediato, mis ojos se entre erraron.

Aquello que dicen, que cuando uno besa con los ojos abiertos es porque no ama realmente a la persona, creo que es errado. A veces, uno quiere tanto a esa persona, que cada pequeño detalle de esa persona es fascinante y para mí, mirar cada acción de Yoongi al besarme era algo que quería tener en mi mente.

Porque si va a besarme así cada vez que le llame papi, voy a llamarlo así hasta en mis sueños.

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