𝐏 𝐄 𝐍 𝐓 𝐀 𝐓 𝐎́ 𝐍 𝐈 𝐂 𝐀

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Si me lo preguntan, estaba en un escenario surrealista y poco creíble. De seguro en alguno de mis sueños más locos existía, o tal vez alguna ocasión futura esto sería normal, pero no lo era ahora y no lo sería en un muy buen tiempo.

Hacía una hora y algunos minutos yo pensaba volver a casa, mirar alguna serie, quizás masturbarme en la ducha pensando en Yoongi, pero definitivamente no pensaba encontrarme con mi mejor amigo, una bolsa de lencería y mi Papi en un café. No, no lo pensaba, ni planeaba siquiera.

Creo que nuestra atracción es tanta que no necesitamos palabras, y es por eso que en cuanto yo distinguí su figura entre las mesas y la gente del café ubicado dentro del centro comercial, él me miro por igual. O simplemente se sintió observado, pero shh, la primera opción es la más romántica y encantadora. Estamos conectados.

Mentiría si dijera que no le extrañaba, porque lo hacía, pero Yoongi no tiene porqué enterarse de cuánto lo extraño, o cuánto lo pienso, simplemente debe sentir mis besos y de vez en cuando mis caricias, es todo. Aunque, Min Yoongi es condenadamente inteligente, y yo pienso, que él sabe leer mis caricias para saber que lo he extrañado.

— E-él es Taehyung, mi mejor amigo. — Dije. Parecía Bambi recién nacido, tembloroso sin poder ponerse de pie, cuando los presente.

¿Por qué estaba tan nervioso? Tal vez porque en mis planes presentar a Taehyung con Yoongi no ocurriría hasta después de un tiempo. Bueno, uno no siempre puede controlar todo, y el setenta porciento de las veces la vida se acomoda de maneras distintas por algunas razones.

— Mucho gusto, soy Min Yoongi, el profesor de música de tu amigo. — Respondió con ese tono grave y sensual, ese con el que me pide que le chupe el pene y yo accedo sin chistar. Joder.

Cómo el buen maldito caballero caliente que es, aún dentro de su traje de sastre, estiró su mano para estrechar la de Taehyung, y ciertamente yo sabía que en un futuro, habrían burlas de parte de Taehyung porque yo lo había presentado como mi profesor y el lo había reafirmado, siendo que él sabía hasta cuántas veces habíamos cogido ya.

Auxilio.

Sin embargo, Taehyung le sonrió de manera amable estrechando su mano y devolviendo el saludo.

Y yo estaba en el medio.

Pensando.

Pensando.

Pensando.

Pensando que quería besar a mi papi. Quería sentarme en sus piernas y que me mimara aún en medio de toda esa gente, de todos los comensales y los meseros. Quería contarle que había ido de compras y hora tenía un bonito suéter de color rosado, suavecito y bonito, como él me decía que yo era. Aunque tal vez, Yoongi no debía de enterarse de esa prenda.

De manera educada, Yoongi nos ofreció tomar asiento con él. Por eso ahora esto parecía más un sueño que una realidad y yo quería pellizcarme el brazo.

Yo quería negarme rotundamente e irnos, pero mi boca no podía hablar, por alguna extraña razón, no podía formular una palabra sin titubear, y nadie titubea frente a su profesor, nadie titubea cuando le mira a los ojos o le sonríe, porque en realidad nadie está enamorado de su profesor. Solo yo.

Taehyung acepto, acepto por mi corazón y por él. De seguro porque notó que no podía dejar de ver a Yoongi de pies a cabeza y sabía que tenía días sin ver a mi papi por su maldita agenda apretada de la escuela de música. Lo amaba, pero lo detestaba al mismo tiempo.

Así que mientras ambos terminamos sentados en la mesa con Yoongi. Pude observar su taza de café bien cargado con un aroma amargo, justo como le gustaba, y nada más. No parecía que él estuviera ahí para pasar el rato calificando tareas o leyendo un libro, Yoongi solo estaba ahí, coexistiendo con la vista o tal vez, esperando a alguien.

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