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Y esos fueron los días más inusuales de mi vida, en donde había cambiado no sólo de ubicación geográfica y entorno; si no también de mi rutina a la que ya estaba acostumbrado. No quiero que se tome a mal, porque amo mi escuela, amo a mis amigos, disfruto el hogar en el que vivo y me resulta agradable la casa en donde vivo con mis padres, pero definitivamente me había encantado la playa, la arena, el sonido del mar que me arrullaba al dormir y tener a mi papi en un pequeño espacio solo para mi.

Por eso regresar a la realidad es duro, es duro, difícil y a veces detestable. Porque uno desea quedarse en en ese pequeño espacio de comodidad y felicidad hasta cansarse y no cuando los deberes lo imponen.

— La puta madre.

Mi teléfono móvil, mis llaves y mis audífonos inalámbricos hicieron un claro sonido de choque cuando los tome abruptamente de mi mesa de noche para salir rápidamente de mi habitación mientras los introducía en mi bolso que llevaba a la escuela.

— ¡Park Jimin, ya vamos tarde!

Mi madre gritó fuerte y claro desde la planta inferior a la par que bajaba las escaleras de la casa.

Me había quedado dormido, consecuencia de quedarme hablando por teléfono con Yoongi hasta las 3 am de la mañana en nuestro hot line improvisado, incluso después de haber follado como locos en el viaje.

Era su culpa, porque me hizo tan adicto a él hasta este punto en el que yo ya no puedo pasar tanto tiempo lejos suyo.

Cuando llegamos a la escuela, el chófer estacionó justo en la entrada, abrí la puerta baje corriendo y pude escuchar a mi madre gritar "Buena suerte, querido" desde el auto. Era demasiado tarde, yo ya no podía ni siquiera perder dos minutos en despedirme de ella.

Porque a Yoongi no le gusta la impuntualidad.

Mis pasos veloces atravesaron el jardín principal después de saludar al portero sin detenerme si quiera a mostrar mi credencial.

A mi papi le gusta mucho el compromiso.

Subí las escaleras tan rápido como pude, incluso subiendo dos escalones de un salto. Porque tenía ya tres minutos de retraso y eso volvería loco a Yoongi.

A mi papi le gusta respetar el tiempo de los demás.

Corrí por el pasillo del quinto piso hasta tomar el picaporte de la puerta y tomando una buena calada de aire para calmar mi agitado corazón que parecía que había hecho ejercicios de cardio por más de una hora seguida. Después de una buena calada de aire, acomodarme mi cabello para lucir mucho más natural, abrí la puerta.

Y aún si yo soy su alumno consentido, no puedo, bajo ninguna circunstancia, hacer que lo noten.

— ¿Pero qué...?

Pero él si.

— ¡Muchas felicidades Park Jimin!

Al unísono, mis compañeros de clase gritaron para felicitarme. Mientras yo, insólito y sorprendido, no podía soltar el picaporte de la puerta al ver todo dentro del salón de clases.

Sobre el escritorio de Yoongi había un enorme pastel de fresas, Yoongi sabe que amo las fresas y una decoración con la leyenda "felicidades" en lugar de una vela de cera que apagar además de cientos de lazos, un par de globos y todo aquello decorando el salón en donde tenía clases con Yoongi.

Una sonrisa se trazo en mis labios. Incluso Jin sostenía uno de los lazos de colores con esa expresión de felicidad. Pero leer los rostros de mis compañeros resultaba difícil, realmente difícil, porque muchos ni siquiera tenían una expresión en sí y muy pocos eran los que realmente sonreían.

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