𝐅 𝐈 𝐆 𝐔 𝐑 𝐀

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— Cuando abras una de estas sabrás que contienen las demás.

Yoongi dijo sin dejar de abrazarme la cintura, yo permanecía sentado entre sus piernas, aún estábamos sobre la suave alfombra de la sala de estar, y copito seguía a un costado nuestro, entre mis piernas tenía una caja, no muy grande, ni muy alta, pero con un listón hermoso en color plata, el cual claramente quité rápidamente.

Lo quité y lo deje a un costado, donde estaban todas las demás cajas, envoltorios y bolsas que ya había  abierto. Yoongi me había regalado mantas para bebé, calcetas sumamente suavecitas y dulces, algunas muy largas y otras chiquitas, más bragas bonitas, una bata de color azul cielo para que la dejara en casa y pudiera ducharme ahí cuanto quisiera, aunado a eso, un bonito juego de baño con esponjas suaves y de colores pastel, jabón con aroma a rosa y shampoo dulce para bebés, también un cepillo de dientes que dijo que podía dejar a un costado del suyo en el baño.

Podrán encontrarlo horrendo, pero para mí eran los mejores regalos del mundo. El aroma del jabón o la textura de las mantas para los bebés no era en absoluto molesto para mí, de hecho era atractivo porque quería intentarlo, intentarlo tan bien, que incluso si Yoongi no me entregaba todos aquellos accesorios yo los habría comprado.

Yo le había comentado a Taehyung el mismo día que había comprado la lencería, que quería intentar las calcetas altas, y parecía ser que eso había llegado a oídos de Yoongi, pero no me molestaba en absoluto. Y aunque podrían pensar que me veía como un interesado solo porque Yoongi me estaba pagando todo, no era así. Yo nunca había recibido nada en mi vida, pero decidí ceptarlo de quienes amo.

Y Yoongi esta en esa lista.

— Lo habías pedido hace mucho, así que espero que sean como lo habías imaginado. — Dijo.

— Es mejor, mucho mejor de lo que me había imaginado, papi.

Dije una vez que había extendido la tela que estaba dentro de la caja. Era un enterizo de color blanco, de tela afelpada, con los pies y las mangas de color rojo y pequelas cerezas como estampado en la tela blanca. Se unía por botones en la parte del pecho y detrás tenía un pequeño cierre como el que ocupaban los niños pequeños para ir al baño por las noches sin dejar de estar calientitos. Instintivamente lo abracé y sonreí amplio, porque era mucho mejor de lo que había pensado que podría ser.

Cuando era pequeño deseaba mucho uno de esos en navidad, sobretodo en la época de frío, porque a veces calaba hasta las mantas donde dormía y pensaba que, tal vez, con uno de esos no pasaría frío nunca. Por eso cuando Taehyung me mostró el que tenía, no pude dejar de pensar en el.

Giré mi rostro y bese la mejilla de Yoongi con una sonrisa y él me acarició el cabello.

— ¿Me haz comprado más de estos? ¿Todas las cajas que quedan son monos para mí? — Pregunté con cierta emoción, mientras Yoongi me miraba con una sonrisa enternecida.

— Lo son, pero no todos son iguales. — Respondió mientras acomodaba mi cabello con una de sus manos.— ¿Quieres verlos todos, bebé? — Preguntó con una emoción que me transmitió de inmediato y asentí con la cabeza efusivamente.

Y así fue como termine abriendo las cajas restantes, todas de manera rápida y emocionada mientras Yoongi discretamente me tomaba fotografías con su móvil por lo emocionado que estaba. Podría enojarme, pero no lo hice.

Tenía en total doce enterizos completamente hermosos, suaves y bonitos. Definitivamente serían una buena pijama, aunque tampoco me molestaría en absoluto usarlos durante el día, pero, no sé cómo sería tomado si lo hiciera fuera del departamento de Yoongi.

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