𝐋 𝐀

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Portar la postura coqueta siempre me había resultado tan sencillo, y resultaba ser que como había dicho Taehyung, era únicamente cuestión de tiempo para que volviera a tener la confianza debida y soltarme en ese ámbito.

Y ahora, yo permanecía detrás de mi profesor, con mis brazos rodeando su torso por encima de los hombros, mientras el permanecía sentado tocando el piano con toda la intención de hacerme vocalizar. No podía fallarle, no ahora.

Con el paso de los días, sostuve que mi miedo a perderlo había sido tal, que ahora cohibirme no era una opción. Incluso ahora, pensándolo a profundidad, no iba a perderlo completamente si mi padre hacía cumplir sus caprichos, simplemente habría dejado de ser mi profesor.

Mi profesor.

Mío, mío, mío.

Así que, ¿Quién lo diría? Mi padre me había incentivando a coquetearle a mi profesor, de la manera más descarada posible, solo para asegurarme que se quedaría a mi lado.

- Profesor Min, ¿Tiene un segundo? No he entendido.

Para el momento en el que la música sonó anunciando el cambio de clase, yo ya me había levantado con mi libreta en manos para acercarme a preguntarle alguna idiotez sobre la clase. Claro, siempre esperando a que mis compañeros abandonaran el aula con fluidez, incluso Seok-Jin, quien ya estaba acostumbrado a salir antes porque era casi diario que yo hacía está jugada.

- Dime, Park. ¿Donde te haz perdido?

- En su mirada, Profesor Min.

Contesté sin dudarlo mientras dejaba la libreta sobre el escritorio y mis brazos se posaban sobre sus hombros. Bendita la pequeña diferencia de estatura enteré ambos.

Y aquella solo había sido de las primeras veces.

- Lápices abajo y los exámenes en el escritorio.

Después de dos horas de estar en el aula, por fin habíamos terminado el examen de solfeo, y yo estaba más que conciente que todo lo que había escrito en los pentagramas estaba mal. Muy, mucho muy mal. Pero no me interesaba.

Espere a que todos se levantarán de sus asientos, mientras fingía escribir alguna secuencia de notas en algún pentagrama vacío. Cómo era costumbre, uno simplemente dejaba su examen y partía por la puerta a cualquier otra clase pendiente. Está vez Seok-Jin tenía clase de cocina, porque ese chico es una caja de monerías, así que no iba a esperarme afuera.

- ¿Park?

Voila, nosotros dos solos.

- Lo lamento, profesor.

Me levanté de mi asiento, fingiendo un poco de demencia al hacerlo para ir hasta el escritorio, cuidando de que al caminar, mis caderas se menearan perfectamente de un lado al otro. Cuando llegue, estiré mi brazo para entregar el dichoso examen y Min lo tomó con su mano derecha.

Segundos tuve que esperar únicamente para que leyera la pequeña nota que había dejado en la parte superior del examen.

"He sido un muy mal estudiante. ¿Puede castigarme? ♡"

Para cuando terminó de leerla, yo ya me había girado de espaldas a él para irme a casa. Porque era un viernes, y los viernes no tenemos asesorías en su departamento.

- ¡Ahm!

Justo antes de comenzar a caminar solté un pequeño gemido sorpresivo de mis labios. ¡Me había soltado una nalgada! ¡En el aula de clases!

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