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Había pasado todo el fin de semana evitando a mi querido y odiado hermanastro

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Había pasado todo el fin de semana evitando a mi querido y odiado hermanastro. Por suerte para mi, el tiempo no acompañaba y por lo tanto a mi madre no se le había ocurrido realizar planes en familia, algo que agradecía considerablemente teniendo en cuenta las pocas ganas que me apetecía verle la cara a ese idiota redomado. Traté de distraerme viendo alguna película en mi habitación, incluso fui a dar una vuelta con Vanessa, puesto que Lourdes tenía planes con sus padres y estuve tentada de contarle lo sucedido con Joan, pero ni yo misma era capaz de enfocar aquello, o mejor dicho; asimilarlo.

En el fondo sabía que me afectaba más de lo que debería y por tanto contar lo ocurrido era como admitirlo, casi prefería olvidarlo, sobre todo porque Joan solo trataba de salirse con la suya al precio que fuera, puesto que a ese imbécil le importaba muy poco lo que a mi me sucediera.

Tal vez si debería contarle a mis amigas lo ocurrido y no dejar que aquel sentimiento me ahogase, probablemente lo haría cuando fuera capaz de procesarlo yo misma sin dejar que me abrumara el recuerdo de sus labios cuando me tocaban.

El lunes por la mañana Nicola me recogió como siempre. En realidad no habíamos hablado durante el fin de semana ahora que lo pensaba, ni tampoco me había dicho de quedar, pero supuse que si no me había comentado nada era porque todo seguía normal. Mientras iba sentada en el asiento del copiloto de su coche, recordé la conversación que mantuvo con Verónica en la fiesta de Halloween. ¿Cómo se me podía haber olvidado? Ciertamente mis pensamientos habían estado enfocados en otra cosa en lugar de lo que escuché a escondidas en aquel baño.

Dudaba que lo que le había dicho fuera cierto. Yo no le interesaba mas allá de lo puramente ficticio, quizá debería dolerme que así fuera, pero no tenía derecho puesto que yo misma había accedido y fui la primera en querer usarle en mi propio beneficio. A pesar de ello esperaba que él me lo dijera, puesto que entre nosotros se había creado una amistad a pesar de nuestro acuerdo y por ende, esperé a que él mismo sacara a relucir aquel encuentro y me hablara de los evidentes celos de Verónica, así como el hecho de que ella y Joan ya no estaban juntos, algo que probablemente se remediara incluso a lo largo del día si es que no habían vuelto durante el fin de semana.

Sin embargo Nicola estaba sonriente, risueño, más hablador de lo normal y en ningún momento mencionó el tema o algo referente a la fiesta.

—¿No te ha llamado Verónica durante el fin de semana? Joan ha pasado todo el tiempo en casa, ni siquiera salió de su habitación el sábado por la noche —dije como si no me importara solo por sonsacar información.

¿Tal vez estaba tan contento porque se habría visto realmente con Verónica? De se así me lo diría, me confesaría sus logros para darle fin a nuestro engaño frente a todos.

Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora