Cuando la locura se convierte en un arma poderosa.
**
Andrea es divertida, espontánea y un poquito neurótica, "solo un poco, eh". Sus amigas son geniales...
Helou florecillas!!! Se que hay tensión en el ambiente porque nadie sabe quien es el protagonista real de la historia, pero lo cierto es que di una pista hace ya mucho tiempo donde se veía claramente quien lo era...
¿Cual es esa pista? Jamás lo diré hasta el final de la historia :P
Lo sé... soy cruel, jejejeje
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Antes de que pudiera bajarme del vehículo de Nicola, sentí como estiraba de mi brazo hasta que me caí literalmente sobre su hombro y antes de darme cuenta su móvil nos estaba apuntando para sacar una foto.
—Tenía que haber hecho esto antes... pero tal vez estuvo bien no hacerlo porque así le dejará las cosas más claras a Verónica —mencionó sin que yo comprendiera nada de todo aquello.
—¿Se puede saber de qué estás hablando? —pregunté mientras veía que no dejaba de teclear en la pantalla.
¿Acaso le estaba enviando la foto a Verónica?, ¿Con que intención?
—Ya es oficial —contestó con una sonrisa cómplice que no sabía si me inspiraba conmoción o reparo teniendo en cuenta la situación.
—Estoy más perdida que una pulga en un osito de peluche —reiteré en voz baja y entonces puso la pantalla de su móvil frente a mi.
«Tengo a la mejor novia del mundo»Leí en la descripción que había bajo la foto que acababa de subir a sus redes sociales.
¡No!, ¡Eso era una declaración de guerra en toda regla!
«Ya puedo ir cavando mi tumba» pensé de inmediato al imaginar la cara que Verónica pondría cuando viera esa foto.
—¿Qué significa esto? —pregunté con cara de espanto.
Ojito... que no es que no quisiera que todo el mundo constatara que nuestra relación era real, sino que quizá nos estábamos extralimitando con aquel acuerdo. No solo estaba engañando a mis amigas y a mi familia, sino que Nicola comenzaba a gustarme algo más de lo normal y debía tener siempre presente que él solo hacía aquello para provocar a Verónica, que era ella quien le gustaba de verdad.
—Significa que voy a pasar de Verónica —contestó evocando una sonrisa—. Ahora lo veo claro, siempre ha hecho lo mismo con cada chica que he salido, así que esta vez le demostraré que voy en serio contigo.
Se suponía que debía alegrarme no ser el hazmerreír el próximo lunes en el instituto por ser la chica a la que ha dejado el buenorro de turno y aunque así era, una parte de mi deseaba que no lo hiciese por puro rencor hacia ella.
—En ese caso, te veré el... ¿Lunes? —mencioné porque no sabía que responder exactamente.
—¿Te importa si salimos esta noche? —exclamó repentinamente y mi cara de sorpresa debió delatarme. ¿Salir?, ¿Cómo?, ¿En plan cita?—. No tengo ganas de quedarme en casa y no se me ocurre mejor forma de darle una excusa a Verónica que estando contigo —añadió guiñándome un ojo—. A menos que tengas planes, claro.