18

21.7K 3.2K 732
                                    

Andrea... creo que te van a marear entre tanta hermosura junta.

«Confesar o no confesar que era mi primer beso, he ahí la cuestión» pensé mientras me deleitaba y de paso me perdía en esa mirada dulce

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«Confesar o no confesar que era mi primer beso, he ahí la cuestión» pensé mientras me deleitaba y de paso me perdía en esa mirada dulce.

Pero... ¿Por qué tenía que ser tan jodidamente guapo? Eso dificultaba muy mucho la situación.

—Pues sí —confesé porque ¿Para que mentir? A ver... si las mentiras tienen las patas muy cortas y tarde o temprano me iba a pillar—. ¿Lo has descubierto porque beso fatal? —añadí antes de hacer de aquella situación un drama donde mi poca dignidad quedase por los suelos, al menos que pareciera que me daba igual.

Su carcajada me hizo no saber si había sido una buena idea o no confesar, ¿Se estaba riendo de que no hubiera besado a un chico en mi vida?, ¡Pues perdona por no ser más fresca que una lechuga!

—¡Oye!, ¡Que tampoco es para que te lo tomes a risa! —ironicé algo enfadada.

—Perdón, perdón —contestó calmándose—. Te juro que no me estaba riendo de que fuera tu primer beso, sino de que pensaras que me había dado cuenta porque besaras mal.

¿Eso significaba que no besaba tan mal?, ¿Podía tener esperanza en ser una besadora primeriza innata?

«Eso no existe Andrea» medité justo después.

—¿Y como te has dado cuenta entonces si no beso tan mal? —pregunté ahora curiosa.

—Porque tenías los labios tensos —admitió con más calma.

¿Tensos?, ¡Toda yo estaba tensa!, ¡Me había plantado un beso en los morros el mismísimo Nicola Verdini!, ¿Cómo quería que estuviera? Claro que eso a él no se lo iba a decir...

—Intentaré no tenerlos tensos la próxima vez —contesté sin pensar y me ruboricé al comprobar que acababa de expresar en voz alta que deseaba una próxima vez.

«¡Mierda!, ¡Mierda!, ¡Mierda!» gemí interiormente.

—Si quieres podemos practicar —dijo y aquello hizo que mis ojos se salieran de sus orbitas—, solo si quieres... claro. Yo podría enseñarte.

«Creo que esto se está pasando de castaño oscuro» me dije a mi misma.

¿Ensayar?, ¿Los besos se podían ensayar?

Ayayayayaya Andrea que tus pensamientos están yéndose por un camino muy oscuro... y al final te vas a caer al pozo de cabeza y sin cuerda. ¿Qué podía perder? Aparte de mi cordura claro, pero esa ya estaba casi perdida si analizaba la situación de lleno.

—Si acepto, ¿Tendré que deberte alguna clase de favor? —pregunté solamente para ratificar si para él suponía un esfuerzo aquello.

Imaginé que si se había ofrecido solo era porque sencillamente se apiadaba de mi, le daba pena, lástima o cualquier calificativo similar que se asemejara a ello, ¿De que otro modo sino iba a querer besarme o mejor dicho "enseñarme a besar"?

Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora