El ruido me despertó provocando que abriera lentamente los ojos. Al principio no supe donde estaba, hasta que descubrí quien tenía a mi lado. Joan estaba dormido y entonces percibí la desnudez de su cuerpo y el mío juntos en aquella cama.
La realidad me dio de bruces y más aún cuando escuché la voz de mi madre a lo lejos.
¡Mierda!
«¡Mierda!, ¡Mierda!, ¡Mierda!» repetí en mi mente conforme daba un salto de la cama importándome un comino despertarle y mirando hacia todas partes para ver que podía ponerme. ¿Dónde narices estaba mi ropa?
Divisé el pantalón del chándal y lo cogí rápidamente, me daba igual que estuviera del revés, que no llevase bragas o que fuera el fin del mundo, lo único que quería es que no me pillaran desnuda en la habitación de mi hermanastro.
A pata coja conforme me los ponía malamente alcancé la parte de arriba que estaba medio caída en una de las esquinas de la cama y me la coloqué conforme avanzaba hacia la puerta tratando de averiguar si estaban en la planta inferior o ya habrían subido y estarían por su habitación.
¿No se suponía que llegarían por la noche?, ¿Qué hacían allí tan temprano?
La puerta no estaba cerrada, sino que se había quedado medio entornada, así que me asomé parcialmente y vi que no había moros en la costa, por lo que salí al pasillo y entré en el baño como si pudiera fingir que salía de este si me pillaban.
—Sigue saliendo apagado, ¿Tu crees que les habrá pasado algo? —oí que decía mi madre desde abajo.
—Tranquila cariño, seguro que están bien. En cuanto puedan se comunicarán con nosotros.
Alcé una ceja preguntándome de qué estaban hablando, ¿Notaría mi madre en mi cara que habría pasado algo entre Joan y yo si bajaba? Decidí mirarme en el espejo y comprobé que la imagen que proyectaba era la misma de siempre, salvo por el leve rubor de mis mejillas si recordaba lo sucedido.
¿Cómo había podido pasar?, ¡Dios mío!, ¡Me había acostado con Joan!, ¡Con el tío que más odiaba en el mundo!, ¡Con la persona que detestaba por encima de todo!
¿Cómo le había permitido llegar tan lejos?, ¿Cómo era posible que hubiera ocurrido? Todo me parecía tan difuso, tan lejano y al mismo tiempo las imágenes se repetían en mis pensamientos consiguiendo que me derritiera por dentro.
No.
Andrea basta.
Ni siquiera yo misma era capaz de entender la razón por la que me había dejado llevar de ese modo, traicionando de esa forma a mis sentimientos.
¿Es que iba a olvidar tan fácilmente como me había tratado todo ese tiempo?, ¿Es que iba a perdonar todo lo que él me había hecho sufrir cada día de mi vida desde que llegó a ella?
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Andrea y sus neuras
Teen FictionCuando la locura se convierte en un arma poderosa. ** Andrea es divertida, espontánea y un poquito neurótica, "solo un poco, eh". Sus amigas son geniales...