16

24.6K 3.2K 732
                                        




¡Hola bellas flores!

A partir de aquí la historia se pone muuuuuyyyy emocionante.

Hemos llegado al primer beso, ¿Quien creéis que se lo habrá dado?

¡Decidlo aquí para saber quien ha acertado!

Siento la tardanza pero es que quiero hacer los capítulos bastante largos y me lleva más tiempo, además de que he estado demasiado ocupada con temas personales. Actualizaré dos veces por semana sin falta!

 Actualizaré dos veces por semana sin falta!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No podía creérmelo. ¿De verdad había aceptado aquella inverosímil propuesta? La sola idea de lo que aquello implicaba me ponía los nervios a flor de piel, sobre todo porque desconocía totalmente lo que aquello implicaba.

—¡Genial! —exclamó Nicola con cierto énfasis de euforia—, pero si vamos a hacerlo... habrá que hacerlo bien —alegó mirándome fijamente como si aquello fuera una advertencia.

—¿A que te refieres? —pregunté algo acongojada.

¿Qué podía implicar el término "hacerlo" y "bien" en la misma frase?

«Andrea no seas neurótica y paranoica que seguro que no significa lo que te estás imaginando» me recité a mi misma apremiándome a tener paciencia.

—Nadie puede saberlo. En el insti todos se conocen y basta que lo sepa solo una persona para que al final nos terminen descubriendo. Si queremos que funcione, será un secreto únicamente nuestro —mencionó de forma seria y comprendí que lo decía en serio.

¿No podría contárselo a mis mejores amigas?, ¿Ni tan siquiera a ellas?, ¿Cómo iba a lograr guardarme aquella bomba para mi misma de forma continua?

«Seguro que exploto» pensé instantáneamente.

—¿Nadie? —pregunté indecisa.

—Solo tú y yo —contestó haciendo hincapié en ello.   

Ya había tomado la decisión más difícil, aquello solo era una reiteración del absoluto abismo al que me estaba arrojando sin paracaídas y con los ojos cerrados.

—Está bien, pero con una condición —advertí mordiéndome el labio y sonriendo al mismo tiempo, algo que provocó que Nicola me mirase con cierta curiosidad—. Cuando todo esto termine, seré yo quien te ha dejado a ti.

Al menos mi dignidad saldría intacta después de todo aquello.

Una sonrisa ligera surcó los labios de aquel chico de ojos verdes mientras apartaba la mirada.

—Eso te lo concedo —advirtió antes de proseguir el camino y dejarme en la puerta de casa.

Me bajé del vehículo sin mirar atrás, no quería parecer cursi, ni tampoco estupefacta ante la sola idea de que la próxima vez que nos viéramos tendría que fingir que era su novia delante de todos. 

Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora