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Ciao florecillas hermosas!

Les cuento cosas.

Mi intención es que esta historia tenga exactamente 40 capítulos (a ver como me administro).

Y sobre el capítulo treinta y algo dará un giro inesperado que os dejará las patas colgando (o no) porque lo mismo me da una neura como a Andrea y lo cambio :)

¡Feliz martes-miércoles!

(ja-ja)


No sabía si era adecuado o no preguntar cuáles eran esos beneficios, pero lo cierto es que me moría de la curiosidad así que no pude evitarlo

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No sabía si era adecuado o no preguntar cuáles eran esos beneficios, pero lo cierto es que me moría de la curiosidad así que no pude evitarlo.

—¿Uno de esos beneficios es invitarme a cenar? —pregunté alzando una ceja y comprobé como él rodeaba con su brazo mi cintura conforme me guiaba hacia el restaurante.

—Más que invitarte a cenar, diría que es la compañía lo que me resulta un beneficio —admitió abriendo la puerta y comprobé que el restaurante era moderno, parecía estar a la vanguardia con el estilo más reciente y a la vista estaba por la elegancia en sincronía de los tonos dorados, negros y blancos que adornaban todo el conjunto con vagos toques de color.

Los cuadros eran enormes e impresionantes, así como los techos altos con mosaicos, sin duda el lugar despedía lujo por todas partes, aunque lo cierto es que casi todos los restaurantes de última moda estaban optando por ese estilo de decoración lujosa.

Nicola se dirigió hacia el metre que nos atendió en la entrada indicando que tenía una reserva a nombre de Verdini. No esperamos ni siquiera veinte segundos antes de que nos pidiera seguirle y nos acompañó hasta una de las mesas que estaban situadas en la mejor zona del restaurante por las vistas a la ciudad.

—Tu vienes mucho por aquí, ¿no? —admití por la confianza que parecía tener con los camareros.

—Te dije que era el mejor restaurante de comida italiana y mi familia es italiana. Vengo todas las semanas —contestó y supuse que toda su familia asistía a ese restaurante.

—¿Tienes familia en Italia o todos residen aquí? —pregunté por curiosidad.

Ciertamente conocía poco sobre Nicola ahora que lo pensaba... sí que sabía que tenía ascendencia italiana, pero él no tenía acento, sino que debía haber nacido en California o venir demasiado pronto.

—En realidad casi toda mi familia aún reside en Italia. Mi padre siempre dice que algún día volverá, pero lo cierto es que la mayor parte de su negocio está en Estados Unidos, por eso nos trasladamos a vivir aquí cuando yo tenía cuatro años y como ves aún no hemos vuelto —admitió encogiéndose de hombros.

—¿Y a ti te gustaría volver? —pregunté cogiendo la carta entre las manos para echar una ojeada aunque lo cierto es que no tenía ni idea de qué pedir que no fuera pizza o lasaña.

Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora