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Buenas bellas florecillas!!!

Ya no os saludo para un próximo día porque no se si lo cumpliré :P no está en mi el poder hacerlo, así que si me seguís por redes sabréis si podré actualizar o no...

¡Nos vemos prontito!

Por más que trataba de entender o comprender a Joan, no podía hacerlo

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Por más que trataba de entender o comprender a Joan, no podía hacerlo. ¿Qué narices le movía tener esa rabia contra mi? Si tanto le fastidiaba haberse tenido que mudar a una casa nueva, cambiar de instituto o de amigos, no era mi problema para que tuviera que pagarlo conmigo constantemente.

Sentía que yo era el modo que tenía de desquitarse con la vida, de pagar su frustración y que el hecho de fastidiarme le hacía sentirse mejor cuando yo no había realizado nada provocarlo. Desde el minuto uno en que llego a esa casa había tratado de ser amable, incluso podía recordar como le miraba embobada la primera vez que le vi creyendo que era el chico más guapo que había visto en toda mi vida, algo que desde luego se convirtió en todo lo contrario cuando me demostró lo absolutamente engreído, imbécil y capullo que podía llegar a ser.

Estaba claro que me detestaba y que su juego predilecto era sacarme desquicio dejándome en ridículo frente a los demás, aunque delante de nuestros padres se comportara precisamente para que ninguno llamara su atención. Si no fuera porque mi madre hacía todo lo posible porque pareciéramos una familia y estaba tan empeñada en ello que no veía lo lejos que estábamos de serlo, le habría contado la verdad, pero no quería arruinar la situación, sabía que en el instante en que confesara lo que sucedía comenzarían los problemas, las discusiones en casa y probablemente él me tratara aún peor.

Al menos había conseguido provocarle, fastidiarle y lograr que sus amigos ya no me insultaran como antes para imitarle. Eso lo había logrado gracias a Nicola, aunque él también obtuviera algo a cambio como era darle celos a Verónica, pero de algún modo el acuerdo al que habíamos llegado era beneficioso para ambos, solo existía un problema; que Joan había comenzado a atosigarme demasiado en casa y cada vez que se enfrentaba a mi de aquella forma como instantes antes, me turbaba no sabiendo cuál sería el siguiente paso o que haría para lograr su objetivo que no era otro que apartarme de Nicola seguramente para iniciar de nuevo con sus vejaciones y provocaciones fuera de casa.

No iba a permitirlo bajo ningún concepto, podría acorralarme, presionarme e incluso acercarse tanto a mi que lograra trastornarme porque nunca lo había hecho hasta ahora, pero no conseguiría que me apartara de mi objetivo porque cuanto más tiempo pasara junto a Nicola, mas tranquilidad conseguiría en el instituto antes de que al fin se marchara a la Universidad y me dejara en paz para siempre.

Cuando mamá me llamo a para decir que pedirían pizza, descubrí que Joan todavía no había regresado. Escuché su moto poco después de nuestro enfrentamiento y no sabía si regresaría o no a tiempo, tampoco pensaba preguntar al respecto pero sentí como mamá pedía una pizza para él desde su teléfono. Con la excusa de que tenía que terminar algunas tareas referentes al colegio, me encerré en la habitación no sabiendo si regresaría o no, pero lo que menos me apetecía en aquellos momentos era tener que soportar su cara de insolencia después de lo ocurrido. En cuanto di el primer bocado a la enorme pizza de cuatro quesos que tenía en mi escritorio, pude oír el ruido de aquella moto inconfundible aparcar frente al garaje, al parecer no regresaría tarde como solía hacer en bastantes ocasiones y deduje sin duda alguna que debía haber visitado a su queridísima novia, la misma que no dudaba en correr a los brazos de otro en cuanto él se marchaba.

Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora