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Buenas florecillas!

Os comunico que las actualizaciones de esta historia van a ser más seguidas y que no serán diarias porque los capítulos serán más largos, por tanto habrá entre dos y tres actualizaciones semanales.

Por otro lado a todas y todos aquellos que quieran ponerles rostros a los personajes, los subiré como siempre hago a mis redes sociales (las tenéis al final del capítulo para quien tenga dudas) y nada más... ¡Que disfrutéis!

Podía ver esos inescrutables ojos azules fijos en mi rostro conforme acortaba la distancia

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Podía ver esos inescrutables ojos azules fijos en mi rostro conforme acortaba la distancia. Joan estaba en la puerta, así que era inevitable tener que pasar el muro que representaba su cuerpo para acceder al interior. ¿Estaría mi madre en casa ya? Algunos días solía salir antes del trabajo...

—Creí haberte dejado claro que no te acercaras a Verdini. —Su voz era dura, seca y directa. De no ser por estar acostumbrada a que se dirigiera con aquel tono a mi en más de una ocasión me habría acobardado, pero ciertamente comenzaba a ser inmune a su forma de tratarme y aquello solo me hacía reiterarme aún más en mi deseo de llevarle la contrario a ese estúpido con ínfulas de superioridad.

—Y yo creí haberte dejado bien claro que no eres quien para decirme qué debo o no hacer. ¿Quién te crees que eres?

—¡Soy tu maldito hermano!, ¡Y como tal vas a obedecerme quieras o no! —gritó enfurecido y vi como apretaba sus puños.

Era la primera vez que se refería a mi como hermano, la primera vez que de sus labios salía esa palabra y era obvio que detestaba la idea casi tanto como yo lo hacía a juzgar por su expresión corporal.

«Pues bien, ya éramos dos a los que no le agradaba ser familia»

—Punto número uno —dije alzando una mano y señalando el dedo gordo para que me viera—. Tú no eres mi hermano, en todo caso el termino correcto es hermanastro y detesto la idea más que tú —advertí y saqué un segundo dedo—. Punto número dos. Si crees que por la simple razón de que nuestros padres hayan firmado un papel y vivamos bajo el mismo techo te da algún poder particular sobre mi, vas listo —añadí sacando un tercer dedo—. Y punto número tres. Voy a ir con quien me de le la real gana te guste o no. Ahora... apártate de mi camino Baker.

Esperaba el que el shock momentáneo porque le hubiera respondido de aquella forma le dejara patidifuso unos segundos, lo suficiente para poder colarme al interior de la casa y perderme en mi habitación hasta que mamá regresara.

—¿Con que esas tenemos, pelirroja? —exclamó y vi como una sonrisa cínica se dibujaba en su rostro.

No sabía que era peor, si ese rostro serio e irascible que se gastaba a cada rato o esa sonrisa intrépida que no sabía a qué debía atenerme.

«Puestos a elegir prefiero la primera que ya la conozco» Aunque con Baker no sabía a que atenerme y menos aún desde aquella especie de amenaza que me acababa de soltar diciendo que iba a quemarme y no entendía exactamente a qué se refería.

Andrea y sus neurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora