Helou bellas florecillas.
Ahora sí; actualizaciones cada Martes y Jueves
El golpe producido por el sonido metálico de una de las taquillas hizo que la magia se desvaneciera y con ello los labios de Nicola que se alejaban de los míos mientras me gritaba a mi misma que quería más, pero que debía recordar que aquello no era real.
—Nos vemos a la hora del almuerzo, preciosa —pronunció Nicola mirándome fijamente a los ojos y sentí como mi cuerpo temblaba.
A pesar de que aquel fuerte sonido hubiera acabado con aquel beso, lo cierto es que ninguno de los dos nos habíamos dejado de observar.
«¡Dios bendito que guapo es!» exclamé en mis adentros mientras me gritaba a mi misma que no me quedara con boca de pez y dijera algo que no fuese contraproducente ya que la gente nos observaba.
—Por supuesto —mencioné y me obligué a sonreír a pesar del nerviosismo.
Observé que Nicola también sonreía y hacía un leve gesto de cabeza que no sabía que significaba exactamente, ¿Tal vez era para que me marchara?, ¿Debía decir algo y no comprendía el qué? En ese instante recordé que me había llamado "preciosa", ¿Quizá tenía que ponerle algún apodo cariñoso para que aquello pareciese más real?
«Ni que alguien dudara de ello después del beso que te ha plantado en los morros, chata»
Para mi absoluto asombro Nicola se acercó de nuevo, pero esta vez no se dirigió a mis labios, sino que rozó su nariz en mi mejilla como si tratara de darme un leve abrazo.
—Tendrás que llamarme cariño cada vez que te diga preciosa —susurró tan cerca de mi oído que sentía como mis rodillas flaqueaban.
«No es real. No es real. No es real Andrea» repetí mentalmente.
—¿Estás seguro? —exclamé en voz baja.
—Desde luego —mencionó en un tono de voz más alto mientras se alejaba de mi cuerpo y volví a sentir cada parte de mis músculos sin ese calor que él ejercía cuando se acercaba.
¿Llamarle "cariño" a Nicola Verdini? Eso iba a ser digno de ver y escuchar de mis propios labios...
El sonido de la campana que iniciaba las clases sonó por todo el recinto indicándonos que cada uno debía acudir a su aula.
—¡Vamos o llegaremos tarde! —La voz de Joan era tan contundente que por un segundo me había olvidado que él estaba presente y que debía haber visto con sus propios ojos como besaba a Nicola.
¿Sería él quien dio aquel golpe a la taquilla? No lo iba a preguntar, de hecho me importaba bien poco si había sido él o no, solo esperaba que se hubiera dado cuenta de que sus amenazas o jueguecitos de egocéntrico y manipulador se habían acabado.
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Andrea y sus neuras
Teen FictionCuando la locura se convierte en un arma poderosa. ** Andrea es divertida, espontánea y un poquito neurótica, "solo un poco, eh". Sus amigas son geniales...