No era consciente de que estaba respondiendo a ese beso hasta que sentí sus manos deslizándose por mi cintura arrastrando mi cuerpo hacia él. Era una sensación vibrante y tan desconocida hasta ahora que no pude sino dejarme embriagar por las emociones que me avasallaban en ese momento.
La presión que ejercían sus labios sobre los míos cesó tan bruscamente que abrí los ojos instantáneamente por aquella falta de calor. ¡Que demonios! Vi entonces que Joan parecía empujar a Nicola hacia el agua y que éste reía como si una especie de juego entre ambos se tratara. No podía ver la cara el idiota de mi hermanastro, pero intuía que nos había interrumpido solo por fastidiar.
—Son como críos —dijo la voz de Verónica a mi lado cruzándose de brazos y me sorprendió que se dirigiera a mi de una forma normal.
¿Tenía que responder algo? Lo cierto es que si ella tiraba una ofrenda de paz entre ambas no veía porque razón iba a rechazarla, aunque probablemente dado su interés en Nicola como buenamente sabía era la única razón de ese acercamiento.
—Si —afirmé con una vaga sonrisa —, pero es divertido observarles—admití mientras veía como se abalanzaba uno sobre otro para ver si hundían a su adversario.
Aunque más que divertido era excitante si tenía en cuenta como esos músculos marcados se movían sobre el agua ejercitándose.
«Andrea... ¡Calma tus hormonas revolucionadas de adolescente!» me incité a mi misma.
Solo esperaba que aquel juego no acabase con uno de los dos ahogado si tenía en cuenta las pequeñas redencilas que últimamente se estaban creando entre ambos.
—¡Caray con la hermanita de Joan!, ¡No me extraña que Nicola se haya colado por ti! —exclamó la irreconocible voz socarrona de Zacker y mi expresión de absoluto bochorno fue inconfundible.
—Si ya... —mencionó Verónica cruzándose de brazos—. Aunque no sería la primera a la que deja antes de que acabe la semana —sugirió malintencionadamente—. ¡Oh! —fingió llevándose una mano a la boca presumiendo cierta inocencia que desde luego no tenía—. ¿No te lo han dicho? Es el promedio que dura sus relaciones... en cuanto se acuesta con ellas las echa de su vida —sonrió torciendo el gesto antes de caminar hacia el agua moviendo sus caderas como si estuviera en una pasarela de moda.
¿Tregua?, ¿De verdad había creído que se había acercando para establecer la paz entre nosotras?
«Mejor trágate un cactus Andrea, que tiene menos espinas que ella»
—Bah, tu no le hagas caso.... Verónica solo quiere....
—¿Ser el centro de atención? —exclamé terminando la frase de Zacker.
La verdad es que el chico era un zoquete y lo suficientemente bruto para no haberse ganado nunca mi estima, aunque en aquellos momentos me sorprendió ver que intentaba darme palabras de ánimo en lugar de secundar lo que acababa de decir Verónica.
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Andrea y sus neuras
Teen FictionCuando la locura se convierte en un arma poderosa. ** Andrea es divertida, espontánea y un poquito neurótica, "solo un poco, eh". Sus amigas son geniales...