[29] Nada fue real

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[Vlots Black]

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[Vlots Black]

Nada fue real.

Me levanto de la cama mirándolo boquiabierta...

Él permanece imperturbable, parado, esperando que ejecute algún movimiento.

Tal parece que el amor es un método amnésico, pues es cuestión de un segundo para que me olvide de todo lo que había ocurrido y salga corriendo hacia sus brazos envolviéndolo de la cintura.

Sintiendo las lágrimas calientes y amargas correr veloces por mis mejillas.

—Esta niña no aprende —Escucho que murmura la hermana Mora, pasando por nuestro lado, cerrando la puerta, dejándonos a solas y la ignoro.

No puedo ni siquiera analizar sus palabras, pues mi cuerpo se siente frío.

Lo estoy abrazando, pero no siento su presencia.

Mis manos lo envuelven con aprecio, no obstante, él no me corresponde, permanece rígido con los brazos a sus costados, como si se tratara de un encuentro con una extraña.

—Drox... —murmuro en un hilo de voz intentando hacerlo entrar en razón.

Alzo la cabeza consiguiendo que mis cabellos pelirrojos cubran parte de mi mano, encontrándome con la frialdad de su mirada.

Al instante lo suelto.

Él se acerca, abrazándome, sólo por unos segundos y es como si se maldijera por hacerlo, su rostro estaba serio y mi corazón latió muy fuerte cuando en cuestión de un momento me soltó, alejándome de su pecho, dejándome fría en medio de la habitación del convento.

Fue tan efímero y gélido que me asustó.

Su mano se dirige hasta mis brazos cogiéndolos con fuerza, acercándolos a él, observándolos con detenimiento, como un animal que analiza su presa.

—¿Qué es esto? —cuestiona reparando en las manchas que me habían salido en el cuerpo el último mes.

Frunzo el ceño, tenía más de un mes que no me veía y estaba preguntando por unas tontas manchas en mi piel, yo sólo necesito que me abrace y que me demuestre que todo va a estar, que él y yo vamos a estar bien, que todo es una mentira y que podremos estar juntos.

—No lo sé... Unas manchas... —respondo confundida mirándolo, él permanece inexpresivo, como si no quisiera mostrarme demasiado. ¿Cómo puede contenerse luego de tanto? ¿Acaso no me extrañó?

—¿Se te está cayendo el pelo? —indaga y al instante intento llevar ambas manos a mi cabeza, pero él sujeta una de ellas con fuerza, impidiendo que me suelte por completo.

¿Se me nota algún hueco?

¿Me veo calva?

—No... —miento—. ¿Por qué? ¿Viste algo?

El miedo de Drox © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora