[1] El misterioso Drox

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[Vlots Black]

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El misterioso Drox.

13 de septiembre 2019

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13 de septiembre 2019.

Este viernes, este maldito viernes, empieza como cualquier otro. 

El sol se alza perezoso en el horizonte, arrojando sus débiles rayos sobre las calles desiertas de este pueblo maldito. 

Cada día se desplega ante mí como una cruel repetición del anterior, atrapada en la monotonía que parece haberse infiltrado en cada rincón de mi existencia.

En este cautiverio opresivo, la normalidad se convierte en una prisión de la que no puedo escapar.

Cada mañana, antes de irme a la escuela, me planto frente al espejo de mi tocador, un reflejo distorsionado de la realidad. Mientras arrastro el cepillo por mi cabello pelirrojo, que cae en cascadas de rizos sobre mi espalda, como tallarines en salsa, y tarareo una melodía sin nombre, tratando de ahogar los recuerdos que se deslizan como serpientes venenosas en mi mente. Es un ritual desesperado para evitar pensar en ella, en aquellos ojos que todavía me acechan desde el otro lado del espejo. Pero, por mucho que lo intente, su recuerdo persiste como una sombra eterna que se cierne sobre mí.

Nunca pronuncio una palabra. No debo hacerlo. Pero en esos breves momentos de silencio matutino, mientras me enfrento al espejo, mis ojos vagan hacia la oscuridad ominosa del bosque que se extiende desde los límites traseros de mi casa, marcando la detallada línea divisoria entre la maleza densa de El Hermitage y las desteñidas paredes de mi jardín. Justo ahí, fuera de mi ventana, aguarda en silencio, una presencia acechante que me observa desde la penumbra, un secreto antiguo que se arrastra entre las sombras, latente y siempre presente.

En Dunkeld, la apariencia de normalidad reina suprema, como si todos hubieran sido moldeados por la misma mano invisible que esculpe las estatuas de mármol. Los hombres se levantan con el alba para encarar sus rutinas laborales en los confines del pueblo o en las ciudades vecinas: Perth, Edimburgo, Stirling o Saint Andrews, donde cada amanecer Fergus Boyter, el padre de Delaney, mi segunda mejor amiga, emprende su jornada. Mientras tanto, las mujeres se aferran a sus quehaceres domésticos o dedican sus horas en la clínica Logwood, sanando a los enfermos con sus manos expertas. Y en medio de este panorama aparentemente idílico, los niños marchan hacia el único bastión educativo del condado, el instituto «La Luz del Mundo», donde las sombras aguardan paciente su turno para atacar.

El miedo de Drox © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora