El miedo de Drox © [✔]

[24] Looren-2001

[Drox Bowers]

Looren-2001.

—¿Te sientes mejor? —Las palabras de Amabel hacen que abra los ojos cuando la escucho sentada a mi lado, poniéndome un paño con agua fría en la frente—. Estuviste dormido por doce horas.

Eso me toma por sorpresa, pero el dolor de cabeza no me deja expresarla.

—¿Qué hora es? —cuestiono con voz ronca acomodándome en la cama y mi tía desvía la mirada hasta el reloj en la pared.

—Las siete treinta... La fiebre ya está bajando —me asegura—. Pero no entiendo a qué se debe esto, tú nunca te enfermas.

—Sólo estaba un poco cansado —le digo y luego carraspeo para aligerar mi voz, intentando calmarla—. ¿Llamó Tavish?

—Sí, ha llamado varias veces, pero no quise despertarte porque tenías la fiebre muy alta —Se inclina en el asiento frente a mí—. Deberías comerte la sopa que te preparé.

—No me gusta la sopa...

—Vamos, sólo un poco para que te sientas mejor.

—Ya me sentiré mejor, no necesito la sopa.

Ella suelta un suspiro dejándola sobre mi mesita, bajo mi lámpara y luego me mira.

—¿Por qué no me dijiste que estabas saliendo con Vlots?

—¿Qué cosas dices, vieja loca? —Me retuerzo en la cama dándole la espalda, evitando lucir sorprendido—. ¿La ancianidad te afectó el cerebro?

—Espero que eso mismo le digas al señor Black cuando venga mañana a pedir explicaciones por el video tuyo y de Vlots que enviaron a cada miembro de la iglesia.

—¿De qué video hablas? Nunca me he grabado haciendo nada con Vlots.

—Las cámaras del destacamento —responde tranquilamente—. Los filmaron mientras se besaban en el pasillo, al otro día de la muerte de Delaney. ¿Tampoco sabes?

—No...

—¡Drox! ¡No estoy jugando contigo! ¿Si sabes que esto es grave? Ella es menor de edad y tú eres prácticamente un marginado social.

—Estoy enfermito, no me maltrates —le digo soltando un suspiro.

—¿Desde cuándo la ves? —dice en cambio, ignorando mi drama perfecto.

—Desde el día que murió Delaney, ¿Igual por qué los oficiales compartieron ese vídeo? Es una invasión a nuestra privacidad, puedo demandarlos por eso —suelto con enojo, sacándome las sabanas rojas dispuesto a buscar mi celular, el paño húmedo cae sobre mi regazo y Amabel pone los ojos en blanco al tiempo que encuentro el aparato junto a la sopa, y haciendo una mueca de asco lo tomo de la mesa.