[Vlots Black]
Infierno Terrenal.
Dios, la vida es tan corta.
Es tan efímera como el golpeteo de impetuosas ráfagas de viento en el invierno. Presurosa. Cruda. Irrepetible. Fugaz.
Por supuesto, no nos detenemos a pensar en eso hasta que estamos jodidos, sin escapatoria y sin opciones, justo con la mierda en el cuello.
Ahí es cuando lo comprendemos.
Ese tipo de cosas eran las que pasaban por mi mente mientras Evaleen subía el cierre de mi vestido rosa a mis espaldas, bajo la atenta mirada de Bárbara Allender, o tal vez de mi tía Catalina, la verdad no me siento cómoda llamándola de ese modo.
Hasta hace pocos días no había podido entender que por aquel motivo ella había hablado tan deliberadamente de la muerte de mi hermana. Estaba claro que a ella no le importaba y que Aeveen estaba de acuerdo con ello. Ellas solo querían vengarse.
Una hora atrás, cuando ya no aguantaba el frío y sentía que comenzaba a congestionarme por el olor a tierra húmeda y a nieve, Catalina me había sacado del cuarto de las ratas, no obstante, no creí que el motivo sería la boda de Drox.
Creo que ninguno de los presentes estaba listo para presenciar dicha boda. Cada quien por sus razones. La mía era, principalmente, que no quería ver al amor de mi vida desposando a otra, eso es lógico. Sin embargo, estaba de acuerdo con que lo hiciera porque sabía que era el único modo de salvarnos la vida. Fingir estar de acuerdo con el ritual.
Ellos habían analizado cada punto de la situación y en todo caso, el único factible era esperar a descubrir quién era Looren y ahora que lo sabíamos, escapar.
Nosotros debíamos escapar, no teníamos cómo defendernos de su crueldad y ella tenía planeada la forma en que cada uno de nosotros iba a morir. Esperaba fervientemente que Campbell llegase a tiempo. Ya sabía que él debía informar a sus superiores, esperar las confirmaciones y preparar a sus solados, pero, asimismo, esperaba que todo saliera a nuestro favor.
Ella estaba viéndome vestirme para una boda, pero no me había dejado ducharme, ni me había dicho nada de Drox.
Mi vestido blanco —manchado de escarlata por la sangre de la rata—, se encontraba hecho una bola en el suelo y sentía que mi piel desprendía un hedor a putrefacción. O tal vez era el ambiente.
Había pasado todo el día con Elliot intentando convencerlo de que la vida tenía sentido, de que yo lo necesitaba, lo que había sido un trabajo forzoso; y era normal, yo no podía comprender lo que era estar encerrado dos años en la oscuridad sin oportunidad de variar. No podía juzgarlo. No obstante, podía intentar darle sentido a su vida con mi presencia e insistiendo con la suya. Lo había logrado, le había inyectado una pequeña dosis de positividad insuficiente, pero que era necesaria para tratar de sacarlo de esas mugrosas paredes que nos carcomían la mente.
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El miedo de Drox © [✔]
Roman pour AdolescentsEn las sombrías calles de Dunkeld, un tranquilo pueblo donde las sombras esconden secretos y sus habitantes se aferran a la ilusión de la perfección, Vlots decide desafiar las implacables reglas y las rígidas costumbres religiosas que gobiernan cada...