[Drox Bowers]
Todo y Nada.
—No pienso irme —responde Vlots—. No quiero hacerlo.
—Menos mal —Finjo estar aliviado acomodándome en la cama, apoyando mi cabeza de la almohada mirando el techo blanco de la habitación—. Ya estaba pensando en la forma más efectiva de secuestrarte.
Ella se ríe y se levanta del sofá caminando hasta mi lado, sentándose en una silla junto a mí. Por alguna razón eso me hizo sentir bien, verla acercarse sin resentimiento, como si todo lo demás se hubiera borrado.
—No es secuestro si me ofrezco voluntaria.
Suelto una risa mirándola de soslayo. Observando la sonrisita perversa que sube a sus labios y sigo el camino de piel en su cuello, donde cae su trenza de forma descuidada, hasta perderla de vista por el inicio de su vestido blanco.
—¿Sabes?
—¿Qué?
—No puedo creer que en serio hayas pensado que quería casarme con tu amiga —murmuro, elevando ambas cejas, volviendo a mirar al techo—. ¿Te parezco alguien que haría algo así de repente?
—No lo sé... No sabía qué creer. Además, mientes muy bien.
Dejo escapar un resoplido.
—Pero hay otras cosas que hago muy mal.
—¿Cómo qué? —pregunta apoyándose en el colchón.
Quiero besarla, pero al mismo tiempo quiero mantener la distancia entre ambos porque no sé si luego pueda contenerme cuando la tenga cerca y no pueda hacerlo.
—Como querer.
—Eso ya lo sabía —murmura estrechándose los dedos de las manos, nerviosa—. Y ahora que llegamos a eso, hay algo que solo tú puedes decirme.
—¿El qué?
—Es sobre Aeveen —dice sin mirarme a los ojos—. Dime la verdad, ¿Mi hermana está viva? —pregunta. Así, de repente, sin miramientos, como si no pudiera esperar más, consiguiendo confundirme. Hablar con normalidad sobre la muerte de su hermana no es algo a lo que estemos acostumbrados—. ¿En serio ella está viva?
Respiro, suave... Sintiendo un dolor punzante en mi costado derecho.
Esperaba no tener que hablar sobre esto en todo este tiempo, pero tratándose de Vlots eso sería imposible.
—Sí —Es todo lo que digo, de la misma forma, sin mirarle—. Lo siento.
Mi voz sale cruda y precisa, no obstante, cuando veo como su cuerpo parece querer desplomarse a mi lado me siento un tanto culpable, por no haberle dicho antes.
Escuchar eso luego de dos años de dolor y sufrimiento debe sentirse como recibir una puñalada en el cerebro, o en el corazón.
Ella parece quedarse muda. Por un instante creo que va a decir algo, pero simplemente apoya su cabeza del colchón empuñando con sus manos la tela blanca de las sábanas de mi cama, tratando de contenerse.
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El miedo de Drox © [✔]
Teen FictionEn las sombrías calles de Dunkeld, un tranquilo pueblo donde las sombras esconden secretos y sus habitantes se aferran a la ilusión de la perfección, Vlots decide desafiar las implacables reglas y las rígidas costumbres religiosas que gobiernan cada...