[12] Lo peor no es el bosque

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[Drox Bowers]

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[Drox Bowers]

Lo peor no es el bosque.

—¿Conoces ese emblema?

Las palabras se sienten extrañas al salir de mi boca, un sabor amargo se instala en mi paladar, pero sé que se debe a que es innegable que ella conoce de buena tinta toda la historia, después de todo, era uno de sus hermanos.

Todos en el pueblo conocen ese chisme.

Si me acerco a Vlots, es porque necesito que me cuente toda la verdad acerca de ese día, de ningún modo puede otra persona saberla con tantos detalles como ella, es la única de su familia que estuvo ahí en el momento de los hechos, por muy poco había salido ilesa y solo había sido así porque ella no era el foco principal en ese momento, pues al final si consiguieron lo que buscaban y la única forma de detener esto es inmiscuyéndome en su círculo privado.

Aunque esto la destruya por completo.

—No... —responde con expresión seria, ambos caminamos calmados y en silencio por la oscuridad del bosque, uno al lado del otro, sin atrevernos a tocarnos. Su mano está muy cerca de la mía, tanto que mi imaginación fantasea con el rose leve de nuestros dedos, no obstante, no intento tocarla. Los árboles del bosque de al menos veinte metros se alzan sobre nosotros impidiéndonos ver el infinito cielo—. No sé absolutamente nada.

¿A esto quieres jugar, Vlots...? ¿A los mentirosos?

De acuerdo, tal vez yo había comenzado el juego y tal vez había prometido cuidarla, solo para que confiara en mí, pero por segunda vez, solo era con fines informativos.

Vlots es una enriquecedora fuente de información.

Información que necesito para acabar con esto, para saber si es algo que sale de mí o si en realidad alguien hace algo raro con mi mente.

Las pesadillas cada vez son peores, anoche había soñado que Tavish estaba confinado en una enorme jaula de hierro para aves en el último piso de la abadía en ambiente nocturno y que a su alrededor surgían férvidas llamas haciéndole delirar a tal punto que bramaba con agonía profesando que ardería junto a satanás en el fuego del infierno, sus ojos en mi fantasía se habían tornado de un matiz rojo bermellón tan intenso que solo de pensar en ellos los pelos de mi piel vuelven a erguirse sin contemplaciones, y las capas de su carne con trascendencia en sus mejillas, hombros y abdomen, estaban siendo retiradas con tanta brutalidad de su estructura que incluso podía ver sus huesos contribuyendo con aquellas ulceras que se abrían tan profundas y lóbregas como fosas subterráneas, a su alrededor en tonos rosáceos y luego volviéndose de una pastosa consistencia húmeda y amarillenta con tonos rojizos y viscosos en el núcleo.

Hacerle esa pregunta a Vlots no fue la mejor opción, dos minutos más tarde aún continuaba temblando mientras negaba saber cualquier cosa.

Es obvio que no le puedo creer nada.

El miedo de Drox © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora