[21] Júpiter

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[Vlots Black]

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Las constelaciones de Júpiter.

Todos somos consecuencia de amplias circunstancias.

Nadie es porque sí.

Estamos formados de grandes historias ramificadas, a modo de constelaciones, supongo que de ahí viene la frase "estamos hechos de estrellas" porque cada individuo conecta con otro de una forma increíble, cada una de las secuelas de estos hechos han provocado efectos que consecuentemente derivarán otros desenlaces de los que resultarán nuevos enredos, como los hilos de una tela de araña, unidos por eventos que nos han marcado de forma definitiva. Unos buenos, otros muy malos.

Yo, por ejemplo, soy producto alegórico de las hojas de los libros, efecto secundario del chocolate caliente en invierno y causa colateral de los columpios desechados en el jardín de mis vecinos.

Pero también soy la muerte de Elliot, el sufrimiento de Aeveen y el dolor de mi madre. Ella no sólo había perdido a sus dos hijos, sino que también a su hermana; y su tristeza es un producto completo de aquella noche, igual que los delirios de mi abuelo, la sobreprotección de mis hermanos y la seriedad de mi padre.

Asimismo, el silencio de Drox, porque él también había estado conectado a eso como todos los demás.

Él había perdido a su rayito de luz y a su mejor amigo, y esa era casi toda su historia, "casi" debido a que aún hay cosas que él oculta.

Habíamos crecido juntos después de todo, pero..., ¿quién es él en realidad?

¿El chico que me amenazaba constantemente cuando estábamos a solas o el que me lleva en sus brazos luego de protegerme de un bastardo?

En definitivo ninguno de los dos..., eso sólo es otro efecto de un Drox que se ve en ocasiones.

Él es el niño que se sentaba sin compañía en el comedor cada mañana en el recreo, porque nadie quería estar a su lado debido a su extraña forma de comportarse, por su manera tan oscura de mirar a los demás y por su siniestra sonrisa; como si matar aquella avecilla a sus ocho años fuera sólo parte de un juego y no una monstruosidad.

Lo que nadie sabe es que todas esas cosas son consecuencias de otras, como el hecho de que su madre lo dejó solo a penas con tres años, cuando aún no sabía hablar a la perfección, con un hermano perfectísimo que siempre lleva sus logros dos pasos adelante, con una tía dolorosamente estricta y con un padre de aspecto minucioso.

Él se encontraba sólo.

Poco después era ese que huía a los límites del bosque cada tarde, en soledad, luego de salir de la escuela a penas con nueve años, quizás como un llamado de atención. El que llevaba expresión serena y desinteresada, pero que siempre sabía la respuesta de todo.

Y Aeveen había sido su rayito de sol. Ella lo había salvado.

Cuando nadie había sido capaz de acercarse a él, ella lo hizo, no le importó la reacción de mamá..., ni el enojo de papá..., mucho menos mi disgusto. Ella había visto en él lo que nadie más, se habían amado profundamente y yo lo sabía bien; los había visto.

El miedo de Drox © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora