[34] Quédate Conmigo

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[Vlots Black]

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[Vlots Black]

Quédate conmigo. Quédate a mi lado.

Cuando me despierto me encuentro en un lugar completamente diferente. No tengo ni idea de cómo es que salí de aquel lugar, pero me estoy acostumbrando a la sensación, pues tampoco tengo idea de cómo es que llegué allí.

Justo como había pasado aquella noche.

Esos lapsos de inconsciencia son insoportables y me aterran demasiado, pues no saber qué está pasando con tu vida ni con tu cuerpo por mucho tiempo es una cuestión alarmante.

Contemplo mi alrededor intentando descubrir algo que me ubique en el espacio, pero sólo me encuentro con unas pulcras paredes que me asfixian de color blanco. Escucho los pitidos insistentes de una máquina y con temor miro a mi izquierda, tratando de detectar el origen del sonido. Para mi suerte sólo se trata de un aparato midiendo mi frecuencia cardiaca, así que me tranquilizo.

Miro hacia arriba estudiando con detenimiento las luces blancas colgadas en el techo.

No quiero pensar en nada.

Ni moverme.

Quiero permanecer allí alejada del mundo. Si bien me aterra perder la consciencia, siento que me da más miedo despertar y descubrir lo que ha pasado mientras no estuve.

No quiero recordar que estuve encadenada durante mucho tiempo en un lugar desconocido con un grupo de matones.

Tampoco quiero prestarle atención al dolor en mis extremidades. Sólo quiero estar así por un instante, pensando en nada. Quizás en las lámparas o en el clima.

Que bonitas luces... Je.

—Al fin despertaste —una puerta al fondo se abre, de forma muy chirriante, y miro en dirección a ella al escuchar la voz de mi madre—. Estaba muy preocupada por ti. Hubiera preferido que te quedaras en el convento y mantenerte alejada de los peligros de este jodido pueblo.

Jodido es una palabrota —la corrijo con desinterés, devolviendo mi mirada a las luces del techo.

Me duele tanto el cuerpo...

—Vlots, ¿qué pasó?

—Tengo hambre —me limito a comentar—. ¿Cuánto tiempo estuve dormida?

Ella me mira con los labios fruncidos, sentándose en una silla junto a la cama en la que me encuentro. Su cabello pelirrojo está envuelto en su típica cebolla perfecta y lleva puesto un vestido de color gris que le cubre más abajo de las rodillas.

—Dos días...

—¡¿Dos días?! —Casi salgo corriendo de mi posición—. ¿Qué día es?

—Domingo...

El miedo de Drox © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora