El miedo de Drox © [✔]

[42] Exquisitamente delicioso

[Vlots Black]

Exquisitamente delicioso, la definición del pecado.

—Debemos hablar.

Mis ojos azules se levantan del pulcro mantel blanco que cubre la mesa en la que me encuentro sentada. Rory y Evaleen frente a mí.

Mis manos sostienen un vaso de cristal que contiene jugo de uva y la voz cargada de seriedad que emite Rory, solo consigue entristecerme.

Ya sé de qué quiere hablar, no obstante, ¿Cómo puedo seguirle el ritmo si acabo de descubrir que su novia fue violada y maltratada durante toda su vida?

¿No es muy cruel saberlo y no decirle nada?

—¿Tú y yo? —cuestiono dándole un sorbo a mi vaso y mirando hacia el oscuro corredor de mi casa, evitando verlo a los ojos, mientras siento el líquido dulce en mi lengua.

A veces siento miedo de que la gente vea la verdad en mis ojos aún sin que pronuncie palabra alguna.

—No. Los tres —dice y mira a Eva con las manos juntas sobre la mesa—. Es sobre Delaney. Hay algo que ustedes no... —Duda en decirnos, mirando a un punto vago en el salón y eso me pone alerta. Que dude solo es otra señal—. Que aún no saben.

Mi corazón comienza a latir dentro de mi pecho con violencia.

¿Por qué debe sacar a relucir el tema justo ahora? Cuando recién acabo de salir del hospital tras ser agredida por un psicópata.

—¿Qué pasa con ella? —pregunta Evy de forma curiosa, relamiendo sus labios rosas; hace días que los tiene resecos y que las manchas oscuras bajo sus ojos no se borran—. ¿Descubriste algo?

«Yo sí lo sé, Rory».

Aquel martes por la tarde estaba yendo tranquilo. Mi mejor amiga y yo habíamos planeado ir a ver a Drox al hospital, ya que, lamentablemente, no había tenido mucho contacto con él desde que lo había dejado a solas en la habitación con Brianna, sin embargo; poco antes de que decidiéramos salir el pelinegro se apareció en la puerta de mi casa con intención de hablarnos y lucía un tanto alterado, disgustado, molesto y quizás reprimido.

Sus labios apretados me lo confirmaban y la incertidumbre en el marrón de sus ojos fueron como probar un café con sal.

—No... —De pronto, sus ojos se enrojecen—. No es que lo descubrí. Lo supe una semana antes de que muriera. Ella me lo dijo.

Sí lo sabe...

—¿El qué? —pregunto, fingiendo ignorancia.

¿Hablará de su violación o de su embarazo?

Ambos son temas muy fuertes y que se relacionen de forma tan directa con Delaney, solo lo vuelve peor.

Ver a Delaney era como ver la perfección caminando... Descubrir su oscuro y siniestro pasado era un golpe crudo de realidad.