[5] Avivando el fuego

177 20 74
                                    

[Vlots Black]

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

[Vlots Black]

Avivando el fuego.

El fuego danzaba ante mis ojos, una sinfonía de llamas que crepitaban como un golpe siniestro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El fuego danzaba ante mis ojos, una sinfonía de llamas que crepitaban como un golpe siniestro. 

Ante la hoguera, me arrodillé, sintiendo el calor infernal lamiendo mi piel como la lengua de un demonio sediento. 

Pedir perdón por mi mayor y más oscuro error fue como ofrecer mi alma al fuego mismo. 

Pero lo que más me desconcertó fue la pregunta de Drox, su voz resonando como un eco inquietante en el silencio de la noche: ¿Eso es todo por lo que debes disculparte, Vlots?

¿Cómo es que llegué a este punto, tan bajo, tan desgarradoramente errado?

Mis pensamientos se retuercen en espirales de autoincriminación, mientras la brasa ardiente ilumina mi rostro demudado. Sí, estuve sola con él en el bosque, sentí el impulso salvaje de la pasión en aquel oscuro pasillo de la escuela, anhelando el roce de sus labios sobre los míos. Pero no puedo lamentarme por ello, no puedo siquiera arrepentirme, aunque una tormenta de náuseas me consuma desde dentro.

En medio del torbellino que arrastra mi alma hacia el abismo, una lucidez siniestra se alza como un faro en la negrura de mi desesperación. Me encuentro frente a un dilema aún más oscuro, una encrucijada donde las sombras se ciernen más densas que nunca. Porque, mientras las llamas purificadoras devoraban mis pecados apenas unos instantes atrás, una inquietante certeza se afianzaba en mi mente turbada: Drox apenas estaba comenzando con su juego retorcido. 

En este instante de clarividencia tortuosa, comprendo que mi mayor conflicto no reside en haber sucumbido al deseo prohibido, sino en haber caído en las garras de un depredador astuto, cuyos placeres radican en el sufrimiento ajeno. Sus artimañas se entrelazan como espinas venenosas en mi mente, alimentándose de mi angustia con voracidad insaciable.

Así, mientras la noche se cierne sobre mí con su manto de sombras, me veo atrapada en una pesadilla donde el verdadero horror no es la transgresión cometida, sino la oscura manipulación de aquel que se deleita en la miseria de los demás.

El miedo de Drox © [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora