• 𝚂𝚒 𝚘 𝚗𝚘 •

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🐽[Sí o no]💎

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Se suponía que no debía estar ahí. Valentino le había prohibido acercarse a esa zona. Nadie debía verlos juntos, ni cerca, ni relacionados, ni a él ni al negocio de Val. Sin embargo, Niss siempre hacía lo que quería y como en cada ocasión, Angel no estaba contento de verlo.

Era difícil de explicar: no lo odiaba y no le importaba si Niss lo odiaba a él, pero nunca traía buenas noticias.

En realidad, las pocas veces que lo había visto de esas ocho décadas, solo lo visitaba para darle alguna orden.

Y por supuesto, discutieron, lo cual le causaba cierto déjà vu por la infinidad de veces (en vida y muerte) que habían peleado.

Sin embargo, estaba especialmente frustrado por la reciente conversación y no podía dejar de pensar en ello mientras mordía la uña de su pulgar.

Por tal motivo se sobresaltó cuando alguien tocó su hombro. Al girar, se sorprendió por ver la tranquila sonrisa de Alastor.

—Gané.

Fue todo lo que dijo.

Angel pestañeó un par de veces, preguntándose en silencio a qué se refería hasta que recordó a qué estaban jugando.

—Ah, cierto. —comentó sin la emoción de antes—. Ganaste. —coincidió casi de forma fría, ausente.

Como si parte de él no estuviera ahí.

»¿Quieres hablarlo aquí? —preguntó apoyando su mentón en un puño ansioso. Se notaba intranquilo.

—¿No preferirías un sitio más privado?

La araña miró a su alrededor, dándose cuenta de que a pesar de la presencia del Demonio Radio, había bastante gente en las calles. Entonces reparó en el traje oscuro de Alastor y el sombrero. ¿En qué momento se había cambiado de ropa? No solo eso, ¿de verdad nadie lo reconocía con ese simple cambio?

Dejó el pensamiento de lado, concluyendo que probablemente los demás tenían cosas más importantes de las que ocuparse que fijarse con atención si aquel sujeto de ropas oscuras era el Demonio Radio.

Y eso trajo otra pregunta: ¿por qué ahora Alastor sí se vistió de modo más discreto? Era como si ese día no quisiera llamar la atención en absoluto.

Bufó, olvidando el tema por la paz.

—Claro, conozco un lugar.

Dijo antes de comenzar un largo y silencioso trayecto. No tenía ánimos para conversar y su mente continuaba ofuscada por la plática con su hermano, así que ni se molestó en hacer un esfuerzo. Alastor tampoco decía nada, lo que era un alivio.

Cuando salieron unos metros del territorio de Valentino, Angel entró por un callejón donde había una puerta escondida a un club.

Una vez dentro, el denso ambiente perfumado a cigarro y alcohol les golpeó la cara, el empalagoso aire que se respiraba era demasiado pesado para Alastor. Un motivo más por el que no frecuentaba esos lugares, aunque todavía lucía como un bar tranquilo debido a los pocos demonios presentes.

Angel entró como si fuera su casa, sentándose en un banco frente a la barra, y el demonio ciervo a su lado.

Cada quien hizo un pedido y cuando el bartender se retiró a otra sección de la barra, Alastor habló.

—Entonces... —los irises rosados le miraron. No brillaban con la alegría de antes y Alastor no sabía a qué se debía—. La prisma.

Angel volvió su mirada a sus manos sobre la mesa, parpadeando pensativo, considerando algo en su mente cuando las bebidas fueron colocadas frente a ellos. La araña bebió de un solo trago, bajó el recipiente y tras unos segundos, respondió.

•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora