• 𝙴𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚘 •

1.1K 110 315
                                        

39

🐽[Encuentro]🐽

.

Molly no podía escapar sin un plan, levantaría muchas sospechas. Además, todavía tenía el localizador, podrían encontrarla fácilmente, sin mencionar que sus guardias habían escuchado parte de la conversación con la parejita, por lo que sabrían a dónde iría.

Henroin no era conocido por ser comprensivo ni piadoso, así que las mataría en cuanto viera que su hija no estaba con ellas.

«Por eso quiero pedirles que vengan conmigo», respondió Molly, haciendo que las dos jadearan sorprendidas. «Si lo que la princesa dice es cierto, ustedes estarían protegidas ahí».

«Pero tenemos el localizador, su padre sabrá donde estamos y la encontrará a usted. No queremos causarle más problemas, señorita».

«Yo se los quitaré. Sé cómo encontrarlos y sé cómo destruirlos».

Sabía que estaba pidiendo demasiado, pero temía por ellas. Después de tanto tiempo, las mujeres eran lo más cercano a amigas desde su despertar en el infierno, y daría todo lo que estuviera en sus manos por protegerlas.

Tardaron bastante para dar una respuesta. No era un tema fácil, considerando todo lo que involucraba su elección. Al final, contestaron que la acompañarían, pero tomarían su decisión cuando Molly hiciera la suya.

Esperaban poder resolver dicha situación en menos de dos horas, así podrían regresar a la casa sin levantar sospechas entre los empleados, Arackniss y sobre todo, Henroin.

.

.

.

Todavía estaba medio dormido cuando detectó su aroma. Fácilmente podría ser un sueño, así que para comprobarlo, frotó su cara contra la almohada que estaba abrazando.

Mmm. Se sentía muy real.

Poco a poco, abrió los ojos y miró a quien roncaba a su lado. Recostó su cabeza contra su pecho, sonriendo al instante.

—Estás aquí.

Murmuró, aliviado por no despertar en soledad por tercera vez. Luego lo vio con diversión.

»¿No dijiste que nunca dormías?

Respingó al sentir que el demonio ciervo se movía, suspirando, antes de abrir sus ojos y verle con una sonrisa cansada.

—Tu pereza es bastante contagiosa.

Angel rio, dejando caer su mano sobre la cara del pelirrojo en un movimiento lleno de flojera.

—Ya puedo moverme, por lo tanto, ya puedo golpearte.

Amenazó, causando risas en Alastor, quien detuvo el trayecto de su fina mano a su cara, en un intento de pegarle nuevamente.

—¿Cómo te sientes? —preguntó, dándole una rápida escaneada al italiano.

—Con sueño.

Admitió, recostándose en su pecho mientras lo rodeaba con sus brazos inferiores, ya que su mano derecha superior seguía sujeta por el caníbal.

—Hablo en serio, Angel... —exhaló, rodando los ojos.

La araña, ante su respuesta, lo soltó para sentarse, percibiendo mayor control sobre su cuerpo. Agradecía que ya no estaba temblando como cervatillo recién nacido.

—Todavía tengo escalofríos pero al menos ya no soy una paleta helada.

Admitió, moviendo sus pies y doblando las rodillas para confirmar su sensibilidad, luego abrazó sus piernas con alivio por no haberlas perdido, a pesar de su poder.

•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora