•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]

• 𝙿𝚛𝚎𝚐𝚞𝚗𝚝𝚊 •

20

[Pregunta]

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Pocas veces había despertado de una manera tan pacífica después de un sueño tan loco.

¿Alastor siendo amable? ¿Una velada mágica con el Demonio Radio? ¡Pfff! Ni siquiera aquel sueño húmedo con goblins* involucrados era tan raro como una tarde completa siendo consentido por Alastor. Es decir... era Alastor. Él no actuaba así.

Eran todos los argumentos que desfilaban una y otra vez por su mente a la vez que sus ojos se abrían. Bostezó estirándose hasta quedar sentado y pensó en bajar por el desayuno, pero...

Arrugó su entrecejo, recordando que nadie en el hotel había asistido a su espectáculo. No quería enfrentarlos todavía.

«Te veías encantador».

Tragó duro al recordar aquella frase con la voz tan característica del Demonio Radio, luchando por controlar el repentino vacío en su interior por la emoción y esas malditas cosquillas hormigueando en su estómago.

Pestañeó al distinguir el abrigo blanco que Alastor le obsequió y percatarse de que en efecto, la noche anterior había sido real. Miró al cerdito junto a su pierna dispuesto a charlar con él como hacía todas las mañanas, cuando una mesa portátil comenzó a aparecer sobre sus muslos y en ésta, un plato con waffles, huevo y tiras de tocino, además de un vaso con jugo de naranja.

¿Estaba alucinando?

—¡Buenos días, mi perezoso amigo!

Saludó en una alegre exclamación con ese tono cantarín. ¿Nunca se le terminaban las energías o qué? Angel no pudo ocultar la confusión en su semblante al descubrir frente su cama a Alastor.

—¿Qué? ¿Demasiado temprano? —cuestionó llevando sus manos a la cintura sin disminuir su optimismo (ni su sonrisa).

—¿Cómo supiste que ya estaba despierto?

La silueta de Alastor se levantó por un costado de su cama. Ah, su sombra lo estaba vigilando. No sabía si sentirse más ansioso o no.

—Vamos, vamos. Disfruta del desayuno, mon coeur*.

Angel entrecerró sus ojos tratando de traducir sus palabras. ¿Mon... qué? ¿Cug? ¿Cog? ¿Qué?

Fat Nuggets le distrajo de su cavilación al acercarse a la mesa para tomar una tira de tocino, sin embargo, Angel los alejó antes de que pudiera alcanzarlos.

—Ahh, tenemos un pequeño caníbal aquí. —bromeó el pelirrojo.

—Oh, no, no, bebé. Nosotros no comemos eso. —explicó Angel como si el cerdo realmente pudiera entenderle y le dio un trocito de pan en su lugar.

—¿En serio? —preguntó Alastor un poco indignado.

—Sí, por obvias razones. —contestó el actor antes de probar un bocado de waffle. Sus ojos se abrieron con sorpresa y saboreó con emoción, ¡el desayuno estaba delicioso!

—¿... Porque ya tienes un tocino para llevar o cuales son esas razones?

Cuestionó tomando una tira de tocino y comiéndosela, pero la araña le ignoró mientras devoraba un poco de huevo.

—De haber sabido que cocinabas tan bien, habría aceptado muuucho antes. —comentó Angel con la boca llena.

—Oh, qué halagador. —contestó sentándose en la cama, quedando frente a frente con la mesa entre ellos—. ¿Listo para hablar? —el otro asintió con el tenedor en la boca, luego lo retiró para decir algo.