•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]

• 𝚃𝚒𝚌𝚔𝚎𝚝𝚜 •

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🐽 [Tickets] 🐽

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Nifty desempolvaba un librero antes de perderse por el pasillo, Husk bebía inclinado sobre la barra, Vaggie leía un libro en el sillón y Alastor meditaba junto a la ventana con su micrófono en mano.

Para ser más exactos, estaba repasando la noche anterior, especificamente, cuando abrió la puerta al actor pornográfico y notó sus ojos perdidos y... brillantes. Quizá era por la droga que tendría en su sistema, pero había algo que le dejó pasmado y no entendía qué era.

Después recordó cuando le ayudó a incorporarse y éste le acorraló entre sus finos brazos. Había un aroma característico en él que no lograba definir... ¿vainilla? Era algo dulce que había percibido en varias ocasiones y se destacaba aún bajo la esencia del cigarro, el alcohol e incluso de drogas.

Vio su bastón y el micrófono habló.

—¿Sería acaso nostalgia de Luisiana?

Alastor coincidió con una mueca, no estaba seguro pero lo veía probable. Tal vez solo extrañaba los tradicionales asesinatos que realizaba en su vida anterior. Su sonrisa se agudizó al reimaginar algunos de sus casos favoritos, cómo se deshacía de aquellas pobres almas, cómo aullaban entre el pánico y la agonía, cómo liberaba la sangre de sus cuerpos.

Tal vez era su voracidad extrañando la sensación de destruir la carne en sus manos.

Suspiró con melancolía. Sí, quizá era eso.

Su sombra se deslizó por la pared fugazmente y señaló a la ventana para que viera. Alastor movió apenas sus ojos y notó al actor caminando hacia la entrada del hotel con un paso muy alegre, parecía de buen humor. El Demonio Radio levantó una ceja con curiosidad.

La noche anterior había estado cerca y el entrometido de Husk lo había estropeado. Bufó con molestia, sintiendo que cada vez se complicaba más su sencillo plan. Abrió su palma para invocar energía, la luz verde centelleó titubeante y se evaporó. Chasqueó la lengua, temiendo por su futuro.

—¡Atención todos, hoy es un día muuuuy especial! —anunciaba la voz de Angel desde la recepción del hotel.

—¿Qué quieres, niño?

Escuchó Alastor que Husk cuestionaba en un gruñido, acercándose a la barra donde Angel ya estaba descaradamente inclinado hacia el gato para ofrecerle algo.

—El viernes tendré un número especial en el trabajo y para que ustedes no se lo pierdan, les traje tickets gratis, ¿no soy increíble?

—Espera, ¿qué? —soltó Vaggie sorprendida—, ¿Quieres que vayamos a un club nocturno a verte bailar?

—¡Exacto! Lo estás entendiendo, perra. —contestó en un tono animado a pesar del insulto.

Alastor, curioso, se colocó a un lado de Angel.

—¿Me estoy perdiendo de algo? —el actor tuvo un pequeñísimo sobresalto por su repentina voz, pero pareció disimularlo, detalle que llamó la atención del Demonio Radio. ¿Por qué no le regañó como las otras veces?

—Ah, no estás invitado. —dijo encogiéndose de hombros—, No te gustan los clubes nocturnos, ¿cierto?

—No son de mi agrado, es verdad. ¿Escuché que tendrías un espectáculo?

—¡Así es! —respondió animado, luego miró a Husk— Acepta esto como una ofrenda de paz y amistad y esas cosas.

El demonio gatuno observó el boletito en su mano con extrañeza.