• 𝙸𝚗𝚌𝚘𝚗𝚐𝚛𝚞𝚎𝚗𝚝𝚎 •

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🐽[Incongruente]🐽

.

Sus compañeras lo saludaban al pasar pero Angel solo las ignoró, caminando lo más rápido que podía hacia la salida.

Alastor no entendía por qué la prisa si ya habían salido del camerino, no era como si fuera a perseguirlo su jefe. ¿De qué estaba huyendo?

El actor no se detuvo en el exterior, sino que continuó por varias cuadras más hasta meterse en un callejón y sentarse en el suelo y... Alastor estaba más confundido que antes. Oh, espera. Fue peor cuando se percató de que estaba llorando.

Llorando.

El demonio exhaló. No soportaba ver a la gente llorar. Le ponían incómodo, sobre todo porque no sabía cómo hacer que pararan. Las lágrimas no iban a solucionar nada y Angel seguía llorando. Ahí en el piso, encorvado, temblando, cubriéndose el rostro como si eso fuera a hacerlo invisible.

Alastor apoyó su espalda en la pared frente a la araña, observando con atención.

Con cualquier otro demonio su solución sería simple: alejarse. Quizá le daría un pañuelo para que se limpiara pero no más que eso. ¡Él no tenía por qué consolar a los demás! Era tonto que perdieran el control sobre sus emociones de esa manera. Era estúpido, era inmaduro, era inepto. Seres débiles.

El problema era que no se trataba de cualquier demonio. Estaba hablando de Angel Dust, la estrella pornográfica más famosa del infierno, el demonio que pasaba sus noches entre muchos otros cuerpos y que el suyo era el más deseado. Era el mismo que había bailado sobre el escenario una hora antes.

¿Dónde estaba esa confianza? ¿Esa seguridad? Se sentía decepcionado y a la vez...

Miró a la araña, quien seguía en la misma posición. Había algo en él que le atraía como un metal al imán y no sabía qué era. Le intrigaba Angel, quería entenderlo pero parecía un universo distinto a él.

—No le digas a nadie. —ordenó Angel sin dejar de cubrir su rostro. La pregunta era: ¿Qué cosa? ¿Que estaba llorando? ¿Que su jefe le había manoseado? ¿Qué? Sin embargo, Alastor sonrió y respondió:

—¿A quién le diría?

Eso pareció despertarle un poco de su burbuja porque levantó su rostro, pensativo. Como si tratara de imaginarle difundiendo la anécdota. Alastor sopló una risita divertida por su cara, se veía concentrado a pesar de la humedad que aún corría por sus mejillas.

El Demonio Radio se puso de cuclillas, volteó su muñeca con gracia y apareció un cono de nieve en su palma, ofreciéndoselo al actor, quien continuaba imaginando hasta que centró sus ojos en el postre. Luego miró al demonio.

—Es para ti.

Explicó acercándole el helado de vainilla. Angel sonrió.

—Me gusta más el de fresa.

Alastor rió de nuevo y el tono claro de la crema helada comenzó deslizarse en círculos ascendentes hasta volverse rosada, sorprendiendo al actor.

—¿Y ahora? —preguntó el demonio ciervo.

Angel, sintiendo un calorcito en su pecho, aceptó el helado con timidez.

—Gracias.

Musitó antes de darle lamidas pequeñas al postre, otro detalle extraño porque en cualquier otro día lo habría hecho tan sugestivo como fuera posible. En esta ocasión, no solo daba probaditas, sino que esperaba unos segundos antes de continuar. Era inusual.

•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora