• 𝙼𝚎𝚗𝚝𝚒𝚛𝚘𝚜𝚘 •

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[Mentiroso]

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Sentía una presión terrible en el estómago. Las ganas de vomitar se intensificaban con cada segundo. Aún así, su rostro lucía, aparentemente, imperturbable.

Las dudas asaltaban su mente: ¿dónde estaba? ¿Con quién? ¿Escapó o la habían forzado? ¿Se habría enterado? ¿Estaba con Valentino? ¿En qué momento se fue?

Más importante: ¿estaba bien?

Se rascó la muñeca inferior izquierda al sentirla arder, como una alergia. A su vez, ordenó al sirviente que enviara equipos de búsqueda y recalcó que nadie fuera de la familia se enterara.

No era una mujer indefensa, pero no quería imaginar lo que harían con ella si la encontraba alguien externo a la mafia.

Apresuró el paso hasta casi correr, (casi).

Fue por el gran ventanal que vio a Henroin fumando. Sin saber qué esperar, frenó a su lado para estudiarlo.

Consideró decirle, mas no lo pensó mucho y continuó con su camino. Dudaba que le importara.

—¿Vas a buscarla?

Niss frenó por su repentina voz.

Así que ya lo sabía.

Volteó hacia él.

—Sí, señor.

—¿Revisaste su localización?

Su hijo dudó en responder. No lo hizo personalmente, sin embargo, el sirviente le dio información delicada.

—No, señor.

Su padre dio una calada al cigarro. Algo en su postura le decía que no le creía, no completamente.

—Elimínala.

Niss juntó las cejas al tiempo que sus ojos se abrían por la impresión.

—¿Eliminarla? Ella no hablaría... señor. —añadió luego de una marcada pausa. Por poco olvidaba decirlo.

—Solo es cuestión de tiempo.

Arackniss repitió la orden en silencio. Lo siguiente que recordó fueron las palabras de Anthony en aquel callejón:

«Eso no cambiará las cosas con él».*

Sacudió la cabeza. Odiaba cuando el idiota tenía razón.

—Yo daré la orden, señor. —aseguró retirándose antes de que su padre pudiera oponerse.

Arackniss continuó por el pasillo mientras repasaba la escena en su cabeza, sin poder creerlo todavía. Detuvo al primer sirviente que encontró, lo tomó del saco y le habló en voz baja, demandante.

«¿Dónde están las guardaespaldas?», gruñó Arackniss en italiano.

El empleado tembló ante su evidente enojo, a pesar de ser más alto que su amo.

«N-no lo sabemos, señor, sus localizadores no responden, aún estamos buscando...», balbuceó.

Niss, exasperado, llevó las manos libres a su cara y lo soltó de un empujón.

«Encuéntrenlas de inmediato. Mi padre no aceptará excusas», ordenó, después agregó:

«Que no las castiguen. Solo escóltenlas a la habitación de mi hermana y avísenme en cuanto las encuentren. Yo notificaré a mi padre, no quiere ser molestado».

•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora