•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]

• 𝙰𝚕𝚎𝚛𝚐𝚒𝚊 •

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🐽[Alergia]💎

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Angel, aún entre sueños, bostezó. Estaba cómodo, relajado y tranquilo. No había nada en su mente que lo apresurara a levantarse.

Es más, no había espacio en su cabeza para pensar en su trabajo. Pff, ¿Val? No existe, nop. ¡Estaba seguro de que ni siquiera estaba en el infierno! Solo estaba descansando en un mundo fantástico y feliz donde no había tristeza, preocupaciones ni dolor.

Entonces arrugó el ceño: no recordaba haberse dormido.

Abrió los ojos, extrañado. Vio su almohada, sus sábanas. ¿Estaba en su habitación?

Un fugaz recuerdo de él y Alastor besándose en el bar desfiló por su mente, y temió que hubiera sido un sueño.

Se sentó de repente y se sobresaltó al sentir a alguien moverse a su lado. Miró y no pudo ocultar su asombro al distinguir a Alastor. ¿Qué...? ¿Acaso ellos...? Revisó su cuerpo de inmediato, pero ya habría sentido alguna diferencia, así que suspiró decepcionado al concluir que no, no habían tenido sexo.

La risita de Alastor, quien seguía rodeando su cintura con un brazo, captó su atención.

-¿Por qué tan triste, cariño?

Angel frunció su boca.

-¿Cómo llegamos aquí?

El pelirrojo suavizó su sonrisa, a la vez que sus orejas se inclinaban hacia atrás.

-Portal. -respondió con sencillez.

-¿Y qué hicimos anoche?

-Bebimos. -resumió.

Angel cruzó sus cuatro brazos, viéndole indignado.

-¿Y qué más?

-Conversamos. -añadió con un lento parpadeo.

-Ajá... sí, mira, tengo un gran problema. -indicó mientras movía sus manos superiores.

Alastor arqueó una ceja, conteniendo la risita en sus labios para oír qué le diría a continuación.

-¿Y cuál sería ese, mon cher?

Con la misma seriedad de antes, la araña continuó.

-¿Cómo te atreves a decirme que te gusto, besarme, traerme a mi cuarto y no cogerme? ¿No ves que falta algo esencial aquí? -señaló haciendo círculos en el aire, antes de apuntar su entrepierna con todas sus manos.

Alastor rio entre dientes, sorprendido por la genuina indignación en su voz.

-¿Vas a insistir de nuevo, mon coeur?

Los ojitos de la araña parpadearon, revelando su confusión. ¿De nuevo?

Entonces recordó una escena «peculiar». La velada anterior, mientras caminaban por la calle, un muy ebrio Angel jalaba su brazo con los cuatro, y gritaba a todo pulmón a pesar de su dormida lengua:

«¡Solo hay una forma de coronar esta noche! ¡Vamos... aquí en el callejón! ¡Te la chuparé tan... bien que vas a... venirte antes de que puedas... decir "me estoy viniendo"!».

Como si no fuera suficiente, cuando Alastor los transportó a la habitación del actor y lo acostó en la cama, Angel volvió a exclamar:

«¡Aaaal, aún... tenemos tiempo! ¡Encúlame antes de que... me duerma!».