•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]

•• 𝚂 𝚘 𝚕 𝚘 ••

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🐽 [Solo] 🐽

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Las horas transcurrieron sin demora y antes de darse cuenta, Angel ya estaba maquillándose en su camerino.

Tomó otra pausa para revisar su infernófono, entró a Voxtagram* y... nada. Buscó en sus mensajes, llamadas perdidas... tampoco. Nadie del hotel le había contactado en toda la tarde.

Como si fuera cualquier otro día.

Intentó no sentirse decepcionado. Hablaba con ellos pero no por eso eran amigos, ¿cierto? Mordió su mejilla interna con ansiedad, esforzándose en convencerse a sí mismo que no le importaba si asistían o no. De verdad no quería lidiar con la desilusión y la vergüenza, sería humillante si ninguno de ellos iba, ¿cómo podría verlos a la cara después de eso?

Salió por una malteada a distraerse pero no fue suficiente y tampoco lo fue la visita de Cherri, quien le abrazó deseándole ánimos.

Para su mala suerte, preguntó si había invitado a los del Hotel (después de todo, había sido idea de Cherri porque así habría alguien con Angel en todo momento), sin embargo, mintió diciéndole que no quiso invitarlos. Era mucho más fácil fingir que no les había avisado, a admitir que lo habían dejado plantado.

La hora se acercaba más y más mientras su energía decaía.

Abrochó las ligas que unían sus medias con la ropa interior, apretó su corsé y no podía dejar de pensar en ellos. ¿Cuándo fue la última vez que estuvo tan pendiente de quiénes lo verían? Bufó al percatarse de que estaba más triste de lo que pensaba, incluso tanto como cuando Val...

Apretó sus párpados tratando de pensar en otra cosa porque contrario a lo que había planeado, sus compañeros no estarían ahí para cuidar su espalda. Metió la mano en su cajita buscando su labial y arrugó su entrecejo al toparse con la tarjeta de presentación del Hotel Feliz.

«Tendrás comida y alojamiento gratis, además de protección contra los constantes peligros del infierno... », le habían prometido.

Mentiras. Cerró el puño aplastando la tarjetita y lo lanzó a quien sabe dónde.

Una vez arreglado, maquillado y listo, salió al escenario, escuchando el bullicio del club. Las luces se apagaron dándole tiempo de acomodarse frente el tubo, de espalda al público, poniendo sus manos sobre su cabeza.

La música empezó mientras las luces se encendían, deslizó sus caderas en zigzag hasta el suelo recibiendo sus usuales silbidos y vítores, nada fuera de lo normal. Levantó su trasero lentamente y paseó sus manos inferiores por su silueta, dejándose llevar. Con su mano izquierda en el cabello y la restante aún en la barra, caminó para tomar impulso y saltó quedando de cabeza, sostenido del tubo por sus muslos y enfrentando al público.

Lo que realmente no esperaba era que entre la audiencia estuviera el único del Hotel al que no había invitado.

Se pasmó. ¿Qué jodidos hacía el Demonio Radio en el club? Parpadeó reaccionando y abrió sus piernas para reponer el tiempo que perdió por su distracción, recibiendo más aullidos emocionados.

Espera, estaba consciente de que su espectáculo incluía desnudarse, ¿cierto? Pensó una vez en el suelo gateando sinuosamente hacia la gente, quienes no dudaron en estirar las manos para tocarlo aunque no alcanzaban.

Volvió a ver y sí, ahí seguía. ¿Era un truco? Enfocó sus ojos en los de él y en el momento en que se conectaron, Angel sintió algo en su interior que le hizo soltarse aún más, sacudiendo su cabeza, bombeando sus caderas y luego alzar sus piernas para recorrerlas con sus manos.