• 𝙳𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚝𝚊𝚛 •

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🐽[Despertar]🐽

.

Luces, música y un calor interno. Risas, un esplendor y lunares de corazones. Gemidos, roces y una superficie peluda pero esponjosa en su rostro.

Saliva, lenguas, humedad y sonidos que normalmente no le gustaría escuchar, la cuestión era que no sabía de dónde venían o por qué los estaba buscando.

La primera vez que abrió los ojos distinguió una pálida silueta sentada en la orilla de la cama, dándole la espalda mientras una prenda de tonos rosas se deslizaba cubriendo su piel.

¿Era Angel?

La segunda vez, vio que la araña estaba subiendo el material de la bota por su pierna, cerrándola con cuidado, como si no quisiera hacer ruido. Parecía que iba a salir.

¿A dónde?

Entonces su cerebro procesó algo: ¿por qué estaba despertando? ¿En qué momento se había quedado inconsciente? ¿En dónde estaba?

Y volvió a abrir sus ojos, topándose con el italiano en la entrada de la habitación, cerrando la puerta con un pie mientras sujetaba un vaso desechable en cada mano y rodeaba una bolsa de papel en sus brazos inferiores. Todo con esa mirada de sorpresa.

—Oh, despertaste. —saludó el actor murmurando antes de sonreír y acercarse, ofreciéndole uno de los vasos.

Alastor no solía dudar tanto de una bebida. Era grosero dejar a alguien con el brazo extendido, sin embargo, normalmente no despertaba confundido en un lugar que no conocía, por lo que aceptar una bebida en esas condiciones no era buena idea desde su punto de vista.

Angel Dust pareció leer su mente porque cambió su alegre semblante a uno disgustado, luego suspiró y le dio un trago al vaso sin apartar la mirada del ciervo.

Cuando bajó la bebida, soltó un escandaloso suspiro con exagerada satisfacción, demostrando que no era una broma, ni un líquido asqueroso o desconocido, ni nada sospechoso. Era café negro. Y ya. Es más, el olor le delataba, así que le ofendía la reacción del demonio.

Después volvió a ofrecerle el vaso, retándolo con una ceja levantada a que lo rechazara. La bebida seguía caliente, así que no dudaría en lanzárselo en la cara y le importaba una mierda si se enojaba.

—Ten, lo necesitarás.

El demonio ciervo pestañeó y unas repentinas arcadas le hicieron correr al lavabo del baño.

Miró la porcelana en la que se apoyaba, reprimiendo las ganas de vomitar. Abrió la llave para lavarse la cara cuando el actor se acercó, recargándose en el marco de la puerta para observarle y empezó a fingir sonidos de arcadas, haciendo que las náuseas en Alastor regresaran y se multiplicaran*.

El ciervo se cubrió la boca, soportando con calma y el italiano exageró aún más los ruidos.

—¡Basta, Angel! —le ordenó con molestia, encogiéndose una vez más por el impulso de vomitar que no dejaba de insistir.

—Necesitas sacarlo para sentirte mejor, hazme caso.*

—Cierra la...

Se inclinó a vaciar su estómago, recibiendo aplausos de Angel, como si con eso le diera la razón.

Media hora más tarde, luego de expulsar todo y enjuagarse bien la boca, salió del baño, bebió el café de un trago y se acostó en la cama de un modo nada elegante. Se sentía destrozado y aunque hacía todo lo posible por quedarse quieto, era como si el colchón estuviera hecho de olas.

•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora