•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]

• 𝙸𝚗𝚝𝚎𝚛𝚟𝚎𝚗𝚌𝚒𝚘𝚗 •

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💎[Intervención]💎

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Abrió los ojos con cansancio, bostezando. Tardó unos minutos en reconocer dónde estaba y qué había pasado antes de quedarse dormido.

Se incorporó en el colchón, sintiéndose mareado. Vio el reproductor de carretes apagado a un lado de su cama, el bowl de palomitas medio lleno y el plato vacío de galletas.

—¿Al?

Preguntó al aire sin recibir respuesta. Estaba solo. ¿Por qué? Respingó al oír un golpe en la puerta de su baño y unos repentinos guarridos exaltados. Intentó levantarse de la cama pero sus piernas estaban entumecidas. ¿Cuánto tiempo estuvo dormido?

Revisó su teléfono, sorprendiéndose al descubrir que eran las nueve de la mañana. ¡Durmió toda la noche! Los berridos de su cerdo le apresuraron, y al abrir la puerta, Fat Nuggets corrió hacia él.

Angel se acuclilló para abrazarlo, sin entender por qué estaba encerrado y tan inquieto si la tarde anterior estaba con ellos durante la película.

Dejó a su mascota en la cama y salió, buscando a Alastor por los pasillos, las habitaciones y luego bajó las escaleras.

—¡Buenos días, Angel! —saludó la contenta princesa entrando al comedor con él—, ¿Vas a desayunar con nosotros?

El actor no respondió, percatándose de que todo el mes había comido en su cuarto por los desayunos que Alastor le hacía. No supo cómo sentirse con ello, y finalmente cabeceó, acompañándolos en la mesa.

—¿Estás bien? —preguntó Vaggie posando el dorso en su frente para comprobar su temperatura, luego se encogió de hombros y volvió a su plato—. No tienes calentura.

Comentó sin pensarlo y al instante se llevó la mano a la sien, maldiciendo en susurros por sus descuidadas palabras. No obstante, la broma vulgar nunca llegó. En cambio, solo hubo una pregunta:

—¿Saben dónde está Alastor?

—Ehh, no. Creo que no ha estado aquí en la mañana. —respondió Charlie, dudando.

La desilusión en su rostro fue evidente.

Niffty se sentó frente a Angel, fijando su mirada en él de forma indiscreta.

—¿Por qué la pregunta, niño? —cuestionó Husk, arqueando una ceja.

Su teléfono interrumpió. Angel revisó el número y esperó, tentado a colgar. En el último segundo contestó, alejándose para tener privacidad. 

Sus párpados temblaron y mordió sus labios, escuchando la voz. Respondió un par de veces, aunque nada más extenso de «sí, señor Valentino».

No parecía ser una buena señal por la reacción del actor, sin embargo, ninguno hablaba a detalle de su trabajo, así que no sabían lo que ocurría. Por más que sospecharan las terribles condiciones de su contrato, ninguno se atrevía a preguntarle al respecto. Entonces, Charlie dio el primer paso.

—No tienes que ir.

La araña frenó sus pisadas y volteó con una mueca extrañada. Como si estuviera traduciendo qué quiso decir con eso, luego soltó una risa irónica.

—Ojalá fuera tan fácil.

Sentenció antes de dejar el hotel.

No se había lavado la cara ni los dientes, pero su jefe sonaba molesto y mientras más tardara, peor sería su castigo.