• 𝙴𝚗𝚌𝚞𝚎𝚗𝚝𝚛𝚊𝚖𝚎 •

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27

[E̶n̶c̶ú̶l̶a̶m̶e̶]

.

[Encuéntrame]

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—No tengo ni idea de qué me estás hablando.

Renegó la araña con dos manos en su cadera y sus brazos superiores cruzados frente a la princesa del infierno y Vaggie. Alastor, por otra parte, estaba sentado a unos metros leyendo un periódico mientras escuchaba divertido la discusión.

—Angel, tú dibujaste eso en la pared, por eso vas a pintarla para cubrirlo, ¿qué tienes, cinco años o qué? —argumentó la salvadoreña.

Sentía que iba a darle una embolia con el coraje que le estaba dando. Charlie, al percatarse de su voz contenida, puso una mano en su brazo.

—Yo me encargo de esto. —le dijo con suavidad para tranquilizarla, y por la sonrisa tierna que Vaggie le dedicó, había funcionado.

Angel no quiso admitirlo, pero le había conmovido ese pequeño gesto entre ellas, así que se removió incómodo y desenvolvió una paleta, fingiendo que no había visto nada.

La rubia aclaró su garganta como si con eso activara el modo «papá estricto», aunque a la araña parecía importarle más la paleta que acababa de meterse a la boca.

—Angel, sabemos que lo hiciste y por eso tendrás que arreglarlo. Necesitas aceptar tus errores y asumir las consecuencias, será un trabajo constante para conseguir el perdón, y a su vez, un lugar en el cielo.

El italiano retiró la paleta de sus labios y contestó.

—Sí, ah, no puedes probar que fui yo.

Mintió descaradamente.

—Pero el dibujo y el texto... —dijo la princesa.

—Ah, ¿sí? ¿Qué dice? —preguntó el exmafioso mostrándose genuinamente intrigado.

—«Mi pene estuvo aquí»... —leyó la rubia en voz alta y en cuanto terminó se cubrió la cara, avergonzada por el mensaje (y más por las risas de Angel).

—Fuertes declaraciones. —sentenció el actor, antes de darle unas lamidas a su dulce.

Alastor, a unos metros, cubrió una risita porque la inocente princesa seguía cayendo en las bromas del demonio. Inmaduro, pero efectivo.

—¡Angel! —regañó Vaggie, dispuesta a intervenir, pero Charlie volvió a frenarla.

Debía aprender a manejar estas situaciones y no depender de su novia, así que lo intentó una vez más.

—Sé que hay una pequeña parte en ti que cree en este proyecto, aun si es muy poco, y aunque no quieras admitirlo, sé que te gustaría una oportunidad para empezar de nuevo.

La araña, que hasta entonces estaba jugando con la paleta, la dejó en su boca y mordió el palito. El tono cuidadoso de Charlie le hacía sentir como un infante, y a pesar de que no le agradaba, sus palabras tuvieron un efecto extraño en él, porque estaban bastante cerca de la verdad.

No sabía si quería entrar al cielo con las almas buenas, pero si eso le daba una oportunidad... Ni siquiera estaba seguro de lo que deseaba.

Alastor notó de inmediato la reacción incómoda del actor: su postura ya no era relajada, sino desconfiada, tensa y casi a la defensiva. Como si hubieran expuesto un secreto vergonzoso. Angel desvió su cara.

•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora