• 𝙵𝚕𝚘𝚛𝚎𝚜 •

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04

[Flores]

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Alastor sabía que había arruinado una potencial oportunidad de acercarse a Angel días atrás, así que recurrió a su lado caballeroso para ejecutar su siguiente idea.

Encontró al demonio en el pasillo caminando hacia las escaleras. En un parpadeo, apareció a su lado haciéndole brincar del susto.

—¡Hola, mi delicado amigo!

—Tienes que dejar de hacer eso. —masculló llevándose una mano a la pelusa de su pecho como si con eso fuera a calmar su corazón. Alastor rió un poco, ignorando sus palabras y siguió hablando.

—¿Alguien te ha dicho que no te ves tan detestable ahora? —cuestionó entrecerrando sus ojos y aumentando su sonrisa. Angel alzó su ceja e hizo una mueca llevando sus brazos inferiores a su cadera.

—Vaya, qué tierno. —soltó sin esconder ni un poco su sarcasmo.

Alastor no se vio afectado; al contrario, hizo un gesto circular al aire apareciendo un ramo de rosas y se lo ofreció a Angel, quien lo tomó instintivamente, debatiéndose entre la sorpresa y la confusión, la ternura y la emoción, la vergüenza y de nuevo, la intriga. Parpadeó tupido antes de dedicarle una interrogante mirada al demonio de ojos escarlata, quien agudizó su sonrisa con satisfacción.

—¿Te gustan, corazón? ¿O prefieres los tulipanes?

Angel no tuvo tiempo de responder, un nuevo ramo de dichas flores apareció en sus brazos al igual que un nerviosismo extraño en su pecho.

Claro que alguna vez le habrían regalado una o dos flores. Sin embargo, ¿un ramo completo? Nadie le había obsequiado uno, y aunque en su interior sabía que ningún detalle era gratuito, no pudo evitar una pequeñísima pero cálida ilusión muy al fondo de su ser.

—Al, son muy lindas —musitó con suavidad, como si los obsequios fueran a esfumarse al subir el volumen de su voz.

Miró de cerca los pétalos sonriendo ensimismado, sintiendo un ligero calorcito en sus mejillas y un leve brillo apareció en las marcas rosadas que atravesaban su pecho, el cual salía de su blusa top.

—¡Me alegra que sean de tu agrado, dulzura! ¡Supuse que te gustarían los detalles cursis y no me equivocaba! —admitió sin tapujos y se acercó aún más al actor, levantando su mentón con un índice en un movimiento ligero, lleno de gracia, antes de observar sus ojos heterocromáticos—, Y hablando de eso, estaba pensando si deberíamos conocernos un poco más... —sugirió con una voz tan baja, tan hipnotizante, tan embriagante y para sorpresa de Angel, sin estática por la cercanía de sus rostros. Pero algo no cuadraba en la mente de la arañita.

—¿Por qué? —murmuró casi en silencio, apretando los envoltorios entre sus brazos superiores, sus manos restantes se habían deslizado hasta esconderse entre sus propios muslos, sin saber qué hacer con ellas. Por otra parte, la mano de Alastor abandonó su mentón para peinar el rebelde mechón de cabello de Angel y bajar a su mejilla.

—Hay cosas que me intrigan de ti, secretos que me gustaría descubrir... —Angel tragó sintiendo que su pecho iba a explotar, ignorando que aquella ligera luz había aumentado de intensidad; cuando Alastor se apartó de un paso, mostrando su dedo índice y exponiendo con gran alegría—... ¡como tu historia familiar!

Esto despertó al otro, quien parpadeó un par de veces antes de arrugar su entrecejo. ¿Su qué?

—¿Mi qué? —preguntó en voz alta, sin importarle que estuviera un poco ronca por la emoción del anterior momento, la luz en sus marcas se atenuó. Alastor rió sacudiendo sus hombros, como si Angel hubiera dicho algo gracioso.

—¡Tu historia familiar! —repitió, esta vez alzando los brazos como si presentara un espectáculo importante, luego se aproximó enseñándole sus palmas y volvió a minimizar su volumen—. Ya sabes, la historia de tus padres, su negocio, tu familiares y...

El otro dejó de escuchar. Miró los ramos entre sus brazos y entendió que su interés no era por él, sino por su familia. Rodó los ojos sintiéndose terriblemente estúpido, reprendiéndose en silencio por haber caído tan fácil y por detalles tan pequeños, ¡había caído por nada! ¿Cómo pudo pensar que ese imbécil querría algo con él, si él mismo lo había dicho unos días atrás!:

«No me soportas, ¿y crees que puedes hablar de mi hermana solo porque sí, le había recriminado con gran indignación, ¿y ahora estaba cediendo por unas florecitas y un par de trucos baratos? Irritado, se distanció del Demonio Radio usando sus brazos inferiores, quien detuvo su diálogo al percatarse de esto.

—¿Esto es solo para saber de mi familia? —cuestionó balanceando ambos ramos refiriéndose a esos obsequios.

—Pensé que había sido particularmente específico con eso. —Angel apretó sus labios, tragándose su vergüenza.

—Y yo pensé que todo esto era por mí. —repuso colocando su mano izquierda en su pecho, sacando a relucir esa vulnerabilidad que escondía la mayor parte del tiempo.

Alastor ladeó su rostro a la vez que soltaba un agudo sonido de estática, como si hubiera perdido la señal, después llevó la mano a su frente y soltó unas carcajadas.

—¡Pero qué cómico! ¡Te creía más listo! —admitió mientras sus hombros aún se sacudían. Angel exhaló antes de soltar las flores al piso.

—Tengo que irme. —soltó malhumorado continuando su camino, apretando sus puños con enojo a la vez que la luz de su pecho desaparecía por completo, volviendo a su forma original.

¿En qué momento pensó que Alastor podría tener algún sentimiento por él? ¿O algún sentimiento, en todo caso? El Demonio Radio vio cómo se alejaba el otro y chasqueó su lengua. Tendría que intentar otra cosa.

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¡Muchas gracias por leer! Actualizo este capítulo para dejarles un dibujito que hice:

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Besos y abrazos psicológicos, nos leemos pronto ( ꈍᴗꈍ)💕✨

•|| 𝐏𝐫𝐢𝐬𝐦𝐚 ||• [𝚁𝚊𝚍𝚒𝚘𝚍𝚞𝚜𝚝]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora