P. O. V Daniela
— ¿Quieres café querida?— preguntó la Señora Emerson con suma amabilidad.
Ambas estábamos sentadas en la mesa frente a su hermoso jardín. Desde mi asiento podía ver el hermoso cielo y las aves volar, con la suave brisa, el sonido de las hojas de los árboles al ser removidos por este, el olor; todo era simplemente maravilloso. Amaba la naturaleza, antes solía mucho ir a pasar mis vacaciones a la casa de campo de mis papás, sin embargo todo aquí se veía diferente incluso mis ojos que aveces solo eran capaces de mirar un solo color comenzaron a ver milagrosamente más colores. Esta casa era un sueño o era que yo estaba en uno. No lo sé. Una de dos.
— Café aceptado.
Ella respondió con una increíble sonrisa. Me sentí afortunadamente feliz. Ayer al final del culto, se acercó con su esposo para hablar conmigo. Dijeron que les caí bien de solo verme. ¿Qué creen? Hasta ayer caía mal a la mayoría de personas, pero resulta ser que últimamente encuentro gente que no me juzga. No sé como sentirme con respecto a eso, pero si sé que a este mundo hacen falta mas personas así.
Me sirvió el café. Ambas callamos por unos minutos, me encantaba la fresca brisa que me despeinaba. Aquí podía relajarme y pensar mejor todo. Le miré y noté que estaba concentrada en su interior, mantenía los ojos cerrados. Tal vez estaba hablando con Dios.
— ¿Por qué?.— pregunté.
Ella abrió sus ojos azules y los dirigió hacia mí.
— Señora Diana ¿Por qué me invitaron a pasar un fin de semana aquí? ¿Por qué tanta amabilidad con una desconocida? ustedes no me conocen, no saben quien soy. — agache la cabeza.
— Por la misma razón por la que aceptaste la propuesta y ahora estás aquí. — Subí mi cabeza y nuestras miradas se encontraron — Cosa de Dios querida, su increíble voluntad nadie la frustra.
Si lo que decía era cierto significaba que realmente yo le importaba a Dios. Siempre me lo hace recordar por medio de alguien pero mi cabeza nunca quiere ceder ante la idea. La oscuridad me consume. Ya quiero salir de este foso. Pero no sé cómo aunque tenga la certeza de que la salvación está en él, no soy digna, no sé que hacer.
Solo sé que en algo tiene razón. Mirando hacia atrás no encuentro razones para haber aceptado, si me hubiesen dicho antes todo esto jamás creyese que pasaría la noche con unas personas que aunque muy simpáticas, las acabo de conocer. Yo no lo haría. Algo más fuerte que yo me trajo a este lugar.
— ¿Cómo están las bellezas de la mañana?— pregunta a nuestro lado de repente el pastor Alvaro.
Ambas reímos. Le dió un beso a su esposa y la acaricia con cariño. Que lindos. Ahora me toca a mí, se acerca y me da un beso de padre en la frente.
— Veo que se levantan temprano. — comenta el hombre.
— Es que el día está tan bello — responde la esposa— ¿Jonathan aún duerme?.
— Si. Ya sabes como es de dormilón. — todos sonreímos al unísono.
Por el camino me había contado su historia, la de Jonathan. Me dijeron que solo Dios puede hacer milagros así. Yo creo en él.
— Me gustaría pedirles algo.
— Claro.— respondieron a la vez.
— Mi tía Emy, está enferma. Tiene leucemia y va a morir — mi voz comenzaba a temblar. — Por favor, oren por ella.
— Oh querida, claro. — Puso su mano sobre mi hombro.
— No te preocupes, Dios tiene el control. — completó su cónyuge.
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The Sons of the King [Novela Cristiana] (Editando)
SpiritualAunque lo niegues y lo culpes por todo lo malo que te ha pasado, Dios te ama y eso es lo que Joshua le enseñará a sus amigos. Porque a pesar de todas la locuras que han hecho juntos nunca han estado tan cerca de tocar el cielo como ahora. ¿Daniela...