The Sons of the King [Novela Cristiana] (Editando)

#31

P. O. V  Jackson

Antes de que me diera cuenta de Logan no había vuelto aquella noche a la habitación, pasaron muchas cosas...

—Me tengo que ir con Daniela a visitar a su tía Emy. Vamos a orar por ella y no volveremos esta noche. Nos quedaremos en casa de la tía de ella.

—Vale hermano. Yo me ocupo de todo aquí. Ve tranquilo.

—Estoy tranquilo, pero hay algo que debo decirte —el pelinegro hizo una pausa—. Sasha va a volver hoy.

Mi corazón saltó en mi pecho.

—¿Cómo lo sabes?

—Ella me dijo que te lo dijera. Me mandó un mensaje de texto. Quiere verte.

Inmediatamente me puse nervioso. No supe que pensar o hacer en ese momento. Pero no me dejé dominar por la inseguridad y fui a buscarla mas tarde.

Sabía que ella siempre entraba por la puerta trasera porque según su razonamiento era más fácil no ser vista por nadie, decía que no le importaba si era más largo el camino.

Cuando llegué allí. La vi desde lejos pero ella no me vio. No estaba sola.

—Ven aquí preciosa, ven.

—¡Sueltame de una vez!. —gritó ella pero no tuvo éxito.

—Vamos, no me digas que te volviste una santa igual que tus amiguitas. Es una pena ese derroche de tus amigas porque están bien buenas, pero tú Sasha me vuelves loco.

El chico forcejeaba con ella, tratando de besarla y tocarla.  Una ira inmensa de apoderó de mí y perdí la cabeza. Corrí hacia él y le puse mi puño en su cara. Su boca comenzó a sangrar pero no era suficiente, el tenía que pagar por tocar a mi chica.

Eso es lo malo de la ira. Una vez que empieza no sabes como pararla. Yo no sabía como parar solo quería reventarle la cara a ese imbécil.

—Basta, Jackson ¡Ya, Basta!. —gritó Sasha.

Pero yo no la escuché.

Ella se acercó más y se puso delante mio para que no le siguiera pegando al sinvergüenza.

—Jack, este no eres tú. No dejes que la ira te venza. No vuelvas a lo mismo de antes. ¡Recuerda que Jesús te cambió!

Mis ojos llenos de furia se centraron en los suyos llorosos. Y poco a poco la ira fue menguando.

—Tienes razón, Jesús me cambió.

El chico se puso de pie con todas sus fuerzas y luego volvió a caer. Mientras eso sucedía Sasha y yo no dejábamos de mirarnos.

—Escuchame bien, —me dirigí a el— Soy cristiano si, pero eso no significa que sea tonto. Te pido que me perdones por darte una paliza pero quiero aclarar que no puedes tocar nunca más, ni tú, ni nadie con mi chica.

Lo tomé de la mano y lo ayudé a pararse. Le llevé a la enfermería y volví rápidamente.  Temía que Sasha volviera a desaparecer. Pero no, ella estaba allí, esperándome.

—Dejame ver tu puño. —sacó un paño de su mochila y me limpió las heridas.

—¿Vuelves a la escuela?.

—Si.

—¿Dónde estabas?.

—¿Por qué? ¿Me extrañaste?. —sonrió y continuó mirando mi puño.

—Mucho. —dije y así llame su atención. Me miró a los ojos. Esos ojos que decían tantas cosas me fueron valor.

—Quiero intentarlo. —dijimos ambos y luego nos sorprendimos.