Capítulo 11

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S U E L Y  🎲💸

—No lo creo querida directora —dejé saber con una sonrisa más fría que el Polo Norte.

La señorita Manole, Susan Manole se quedó callada por unos segundos. Su rostro estaba horrorizado.

Obvio que no sucede todos los días que una alumna te plante cara y te diga prácticamente que la dejes hacer lo que quiera o si no sufrirías consecuencias.

Obvio no. Suely Britt no estaba en todos los internados, desgraciadamente.

—Yo soy quién no acepto que eso suceda en una escuela que yo dirijo.

—Técnicamente no sucede en la escuela. Bien sabe usted dos cosas —levanté el dedo anular como suelo hacer siempre para contar, puede que parezca una falta de respeto pero es mi querida costumbre—: una es que no puede hacer nada al respecto, yo no me meto en sus asuntos y será mejor que usted no se meta en los míos y la segunda —saqué el dedo—, es que a pesar de ser una niña como usted dice, podría dirigir esta escuela muy bien.

Siempre quise decirlo.

—Esto no está bien —dijo más horrorizada si es posible—. Tú no puedes hacer eso.

Y tú no eres nadie para decirme qué hacer... Ya nadie tiene esa potestad.

—Tampoco está bien que usted se aproveche del dinero que entra de fondos y compre unos aparatos carísimos para sus padres.

La castaña abrió muchos los ojos. No se lo esperaba.

¡Pero claro que la había investigado! Uno nunca sabe que puede pasar.

Nunca te fíes de nadie.

—¿Suely, cómo sabes...? —brotó una sonrisa triunfal en mis labios— ¡Es para ayudar a su enfermedad!

—No importa para lo que sea... Directora, en verdad no quiero pleito, pero desde que he estado aquí usted no se me ha virado nunca. Me ha ignorado... ¿Qué pasa ahora? ¿Ya no puede ignorar a la pobre Suely que juega a ser reina eh?

Terció el gesto con hosquedad.

—No puedo permitir que tú dejes que esto se vuelva un feria. Todos salen y entran a la hora que quieren, faltan a clase, fuman drogas... Oh Dios.

—¡No me de lecciones de moral alguien que roba del internado para su beneficio! Basta ya profe, ¡somos iguales!

—¡No!

Me pasé la mano por la cabeza, arreglando mi bella cabellera roja. Linda era, pero también rebelde, para con calma proseguir.

No me gustaba estresarme mucho.

—Mis negocios no afectan la escuela, en absoluto. Ellos salen, es lo único que permito, ¡Pues yo le pago mejor a esos señores de seguridad que usted! Que fumen y tomen, se diviertan me beneficia. Pero sabe que más... Si hace algo los Padres sabrán para que es que usted usa el dinero que dan. ¡Dios mio digo yo! ¡Esas habitaciones son un asco, hace falta invertir en mejor comida, mejores profesores, no sé, algo que motive a los estudiantes!

—Es muy fácil decirlo mientras promueves lo malo.

—Pero más fácil es sentarse y ver como sucede y no hacer nada para evitarlo. Si algo hicieras juro que aplaudiría tu honestidad. Pero acá entre nos, no somos iguales en absoluto, usted es peor.

Dicho esto, di un portazo. Un gran portazo como el de Nora.

En este mundo había todo tipo de personas, creo que se resumían en gente tonta e imbécil y gente avisada e inteligente.

No me asombraba lo malos que podíamos llegar a ser los hombres, pues mi propia sangre intentó estafarme cuando mis padres murieron. Tuve que defenderme, con uñas y dientes. Hasta hoy.

Me volví fría desde entonces. Decidí nunca más rogarle a nadie, ellos serían los luego besarían el suelo en que pisara.

                    ~ ❤️✝️👑 ~

El corazón me dio un tumbo. Las manos me sudaban, y sentía que las piernas ya no eran tan fuertes como antes, ahora parecían una gelatina.

Siempre fui enamorada. Pero en silencio, la mayoría de las veces.

No me atrevía...

Cuando se trataba de amor me volvía tan niña. Pero tenía entendido que así era... ¿no?

Una vez estuve enamorada de Jackson. Su dulzura era excepcional. Solía ser un chico super comprometido con las cosas que hacía. También era muy inteligente, y tenía buenas intenciones casi en todo lo que hacía, con excepción de sus ataques de ira tan conocidos.

¡Hasta Logan una vez me atrajo! Y eso sí que es una locura, yo y el castaño no éramos compatibles en absoluto.

Pero aún recuerdo esa vez en que ayudó a una chica perdida, de la cual la madre sufría abuso de parte de su esposo, el padrastro de la niña. No puedo negar que su actitud me gustó, lo vi tan... diferente al Logan que conozco que...

Bueno, pero ese Logan desapareció tan rápido como flash y volvió el insoportable play boy que siempre jugaba con los sentimientos de las chicas.

Ahora, sentía algo diferente por este nuevo chico.

Aquel día en que llegó al internado su ficha llegó a mí, como siempre llegan, pero lo ignoré. Supe del tutor de Daniela por ella, el mismo día.

Luego le conocí y me quedé prendida de sus bellos ojos. Sucedió en la madrugada, el trajo a Dani de la azotea, donde ella suele ir a tomar cuando quiere estar sola.

La cargaba con mucho cuidado y no la conocía. Cualquiera la hubiese dejado tirada, pero no fue así. Su corazón era bueno.

Luego descubrí que era cristiano.

Me intrigaba tanto su historia, ¿cómo alguien así vino a parar aquí?

Pero lo observaba en silencio.

Cada vez que iba a la azotea a orar, la mayoría en las noches, pero aveces también a  cualquier horario.

Le gustaba comer ramen. Es una comida que se come mucho en natal de su madre. También le gustaba jugar basquet y era muy bueno.

Sencillamente bello, y humilde.

No sé por qué me atraía eso, si yo no lo era. Pero siempre he querido serlo, en el fondo. Bueno, ya podré serlo el día en que tenga suficiente dinero.

El dinero es la raíz de todo mal.

Decía en la Biblia.

Pero sin dinero me moriré en las calles cuando salga de aquí. El dinero es necesario. Y tengo la inteligencia suficiente para conseguir todo el que quiera. Tal vez no de la mejor manera pero, no importa el medio, sólo el fin.

Ese era mi lema.

—No sabía que también te gustaba.

—¡Sasha!

Alarmada cerré la ventana con rapidez. ¡Esto era inaceptable!

—Uh-hum

—¿Quién te dejó entrar?

La rubia señaló hacia la puerta como si nada.

—Ese chico una vez se lió conmigo.

Como era de esperar. Obviamente.

—¡Mandaré a que le arranquen la cabeza! —gruñí.

—Vamos, Suely. No eres la Reina de Corazones.

—¿Quién dijo que no?

Ante mí mirada desafiante, retrocedió. Me enojaba en gran manera que las personas intentaran limitarme.

Sasha sabía bien que si jugaba con furgo se iba a quemar, pero eso le atraía, como a esos insectos a los que le gusta la luz, pero al final se terminan quemando.

—Ni tú ni nadie me dirá lo que tengo o puedo ser... ¡NADIE TIENE ESA POTESTAD!





The Sons of the King  [Novela Cristiana] (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora