Capítulo 10

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J A C K S O N  🦘🥊

Los días habían pasado. Muchas cosas habían cambiado. Yo no dejaba de pensar, y me resultaba molesto.

Estaba solo. Logan y Joshua estaban en la cancha de baloncesto, así que aproveché para viajar al pasado unos minutos.

Me acerqué con el corazón acelerado a la pequeña gaveta que donde guardaba mis cosas.

A pesar de mi desorden constante, no soportaba que tocarán nada de lo mío. Y allí estaba, una pequeña cajita donde atesoraba su pañuelo.

El pañuelo azul de mi madre.

Lo tomé con delicadeza y aspire intentando distinguir su aroma, pero no. Solo olía a polvo, a viejo, a abandono.

Me desesperé y tuve el impulso de tirar todo al suelo y darle patadas, sentí ganas de destrozar la habitación. Pero no lo hice. Gracias a Dios, no.

—Mamá... —dije entre sollozos. Lloraba aveces, a escondidas ¡Sí, también tenía sentimientos! Era más que un par de músculos, era una persona.

Aunque la mayoría de veces, una bestia.

¿Y qué creían? ¿Que estaba orgulloso de mí?

Si la mayoría de veces actuaba con violencia era porque me odiaba a mi mismo, y eso lo tenía claro.

Le fallé a mi mamá, me fallé, y le fallé a Dios.

Aún la recuerdo, con tanta fe, tan indestructible. Tan... Cristiana.

Pero que más da, me quedé sin madre, y me quedé sin padre.

Limpié mis lágrimas.

La semana pasada cuando Joshua tenía la Biblia en su mano, que la tomé por un segundo estoy seguro de que él se percató de mi frustración. Cuando me dijo que Dios me amaba recordé las palabras de mi madre. Mi corazón se sintió triste con esa necesidad de volver a buscar de Dios.

¿Cómo es que Dios puede amar a un bruto como yo? Alguien tan violento como yo no merece su reino, estoy seguro de ello. No puedo escapar de lo que soy.

Me sentía tan confuso, tan perdido.

Salí de la asfixiante habitación con un enojo que no podía controlar. Siempre sucedía, solía desahogarme con la ira.

Veo a Logan acercarse.

—¿Haz visto al religioso?

—No lo sé, estaba contigo no conmigo —dijo tratando de controlar mi impulso iracundo.

—Ya, pero se ha ido del partido de nada, justo cuando mi equipo ganaba —comenta con su arrogante voz como si no se percatara de mi molestia.

Pero sólo fingía, era obvio que lo sabía. Por eso me tomó del brazo cuando decidí avanzar.

—No vayas —dijo, o suplicó.

—Lo siento, no te preocupes por mí. Sé defenderme solo.

Y lo dejé atrás, a él y a todos.

                    ~ ❤️✝️👑 ~

El primer golpe fue en el muslo.

El segundo en la cabeza.

El tercero en el centro del pecho.

—¡Vuelve a pegarme si te atreves Cabrón! —grité.

La gente gritaba más y aplaudían. Éramos cómo perros. La adrenalina nos recorría por la sangre hasta el hecho de que desearan que lo matara. Y lo peor era que también lo deseaba.
Porque todos esos golpes, me los había dado el a mí y no al revés.

The Sons of the King  [Novela Cristiana] (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora