Capítulo 25

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–Yo... estoy enamorada, Karen. –Confieso finalmente, interesada por ver su reacción.

Antes de verla así, destruida por un hombre, pensé que está noticia le causaría alegría, pero ahora, no se que esperar.

Karen para de sollozar, y me mira confundida, como si fuera Imposible y ridículo lo que le acabo de decir.

Poco a poco una sonrisa empieza aparecer, lo que me da ilusión a qué me felicitará, pero me equivoco. Karen empieza a reír exageradamente por un largo rato, hasta que prácticamente se queda sin aire. Se tumba en la cama, respirando pesadamente, y entre risillas habla:

–Ay no puedo con esto –se limpia las lágrimas y se endereza–, realmente lo lograste Avril.

Miro a Karen fijamente, seria y niego con la cabeza.

–Porque eso querías ¿verdad? ¿Hacerme reír? –Desvío mi mirada a la puerta– ¿Verdad que es una broma? -busca mis ojos pero yo la evito.

–No, no lo es. –respondo, casi gélida.

Como si buscara en mi expresión alguna huella de risa, me mira fijamente, analizándome cuidadosamente.

–Ay por favor Avril, te conozco perfectamente. Es simplemente absurdo. –declara.

Tal vez, a otra persona le molestaría que le dijeran estas cosas, pero a mí no. Yo me lo he ganado, si en un principio fue difícil para mí aceptarlo, para los que me conocen será mucho más complicado.

–Ni tanto. Estoy enamorada, por primera vez Karen -digo suavemente, como si así lograra que entendiera que es en serio.

–¿Pero qué dices? –inquiere incrédula y frunce el ceño.– ¿Y supuesta mente de quién estás enamorada?

–De Jean –respondo– y no es "supuestamente" Karen. Realmente estoy enamorada de él.

–Avril, ¿¡Pero qué te pasa!? –grita, dejándome sorprendida. Se levanta de la cama molesta– ¡Caíste en sus enredos? ¡Pensé que eras mas inteligente!

–¿Pero quién te entiende?, Hace unas semanas me decías que era un buen chico, y no se qué cosas más, prácticamente aseguraste que era el hombre perfecto. ¿Qué cambio?

–¡Que abrí los ojos Avril! Me di cuenta que los chicos no quieren de verdad. –asegura en un tono rudo, su actitud dejándome perpleja.

Suspiro para no alterarme, está dolida, seguramente es por eso que dice estás cosas.

–Estas generalizando Karen –digo suavemente–, no puedes juzgar a todo los hombres simplemente porque tú tuviste una triste pasada.

–Ay Avril –bufa, y pone los ojos en blanco, como si estuviera fastidiada–, tu qué sabes. No tienes experiencia en esto. -asegura arisca.

–¿Experiencia? Como si se necesitará experiencia para enamorarse. –respondo molesta, casi irritada por su actitud.

–No, no se necesita experiencia para enamorarse pero si para ver las verdaderas intenciones de los demás. -dice como si fuer obvio.

Rio, porque me causa gracia que sea ella quien me diga esto. –Tal vez no tenga "experiencia", pero soy lo suficientemente inteligente, para darme cuenta cuando alguien solo te quiere para jugar. En cambio tú –bufo–, ni la supuesta "experiencia" que tienes, te sirvió para que entendieras Edwin que solo te querían para un rato.

Karen abre los ojos, desconcertada. Separa los labios para hablar pero luego los une, su mirada baja.

Mierda, creo que me pasé.

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