Capítulo 23

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–Harían muy linda pareja. No lo puedes dejar escapar Avril, el chico me gusta de yerno.

Miro por el rabillo del ojo a Jean quien ríe abiertamente mostrando su hermosa sonrisa. Cubro mi cara avergonzada.

Mamá no sigas, por favor.

–Y usted me gusta de suegra –inquiere Jean. Levanto la cara rápidamente sorprendida, no esperaba que le siguiera el juego a mi madre.

Mamá ríe escandalosamente.

Miro a Jean, esperando que note mi expresión, cuando al fin me mira, guiña un ojo y su perfecta sonrisa pilla sale a relucir nuevamente.

Me sonrojo y aclaro mi garganta para hablar, antes de que mamá siga con sus impertinencias, sin embargo ella toma la palabra primero, sorprendiéndome.

–Encantada de hablar contigo Jean, realmente eres un buen muchacho –sonríe tiernamente–, pero yo me retiro.

Mamá se levanta de su asiento, y empieza a recoger los platos de la mesa.

–¿¡Cómo que te retiras!? –me apresuró a preguntar.

Aunque mamá es bastante impertinente, su presencia aquí hace que me mantenga segura, pues ella es quien dirige los diálogos y, en cierta forma, aunque hable de mi, evita que la atención se centre en mí presencia.

–Sí. Ustedes tienen varias cosas que hablar, y yo solo estorbo. Ahora que ya cenamos y conversamos cómodamente, yo ya me puedo retirar. -responde casual.

–¡Oh!

Miro a Jean, quien observa a mi madre. 

Solo con su presencia me hace sonreír.

Pensar en volver a estar sola con él me da nervios, pero tal vez es buena idea. Tengo que hablar con él, aclarar varias cosas... y esperar que sea lo correcto.

–Le agradezco mucho la invitación señora. Es un gusto para mí compartir la mesa con usted. Muchas gracias... -me mira- por todo.

–No tienes nada que agradecer, Jean. Espero volverte a ver, claro, ahora depende de Avril en que vuelvas a esta casa... –mi pecho se aprieta, bajo la mirada y mamá suspira– Ahora sí, me retiro, tengo que salir a hacer unas diligencias.

–Adiós - respondemos Jean y yo al tiempo.

Mamá desaparece por el portón, dejándonos solos en el comedor.

Okey, aquí vamos:

Respira, Avril, respira.

–Bueno... –decimos al unísono, por lo que rio tímidamente. – Adelante. –me da la palabra.

–Solo, quería decir que... no esperaba verte aquí, luego de lo que pasó.

–Sí, lamento haber venido. Quería darte tu espacio, pero no podía seguir teniendo tu celular, y luego, me fue imposible negarle la invitación a tu madre.

Rio –Sí, es complicado darle un no por respuesta.

–Cierto... bueno, creo que ya te dejo...

Bajo la mirada hacia mí regazo– Jean, yo...

Quedamos en silencio un largo tiempo, busco las palabras correctas para decirle lo que reflexione ayer, pero no sé cómo iniciar. Parece que él comprende que quiero decir, soltar, liberar algo, por lo que espera en silencio, sin presionarme.

Pasan aproximadamente dos minutos y sigo sin pronunciar lo que quiero, solo logro decir –Gracias por venir...

Jean suspira, desilusionado, me mira intensamente por unos segundos, como si esperara que continúe, pero al ver que no digo nada rompe el silencio.

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