Capítulo 34

11 6 2
                                    

–Sí. –Afirma Edwin.

En otra ocasión no le creería nada de lo que ha dicho, pero... su mirada es fija, y su tono firme.

–No te creo. –trato de ponerlo a prueba.

–Si lo haces, ¿Yo que ganaría mintiendo? –alza los hombros y frunce el ceño.

–No lo sé... –suspiro- Edwin si es verdad no dudaré en encargarme de que Avril se aleje de Jean. ¿Estás seguro de lo que dices?

Baja la mirada, pensativo.

–¿Es enserio? –Sueno cansada. En estos momentos siento que miente, como ahora, pero también siento que dice la verdad, ¿Pues que ganaría mintiendo?– Él es tu amigo, ¿para qué...

– ...mentiría –termina por mí–. Es mi amigo pero soy consciente de que, lo que tiene con tu amiga no es real. –abro la boca para hacerle más preguntas, pero él se apresura a hablar– Te lo demostrare, no te deberé decir nada más, porque lo verás con tus ojos.

Dudo, pero finalmente asiento –Bien, ¿Cuándo? ¿En dónde?...

–Aun no, yo te avisaré, Karen.

–Está bien. –acepto. La única forma de poderle creer a Edwin es con pruebas, está demostrado de que su boca solo salen mentiras.

Doy la vuelta pero me llama, haciendo que frene.

–Karen. –giro y asiento esperando que siga– ... luego hablamos, ten cerca tu teléfono, puedo llamarte en cualquier momento –dice, para luego darse la vuelta y alejarse.

Edwin.

No sé cuál la manera correcta de pedirle disculpas así que tomo como pretexto el tema de Jean.

Me doy la vuelta dejando a Karen, y me alejo a paso lento. Giro esperando que siga mirándome, pero no...

¿Realmente ya me superó?

No creo que se pueda olvidar de mi tan fácilmente.

Tomo asiento en la primera banca que encuentro, la persona junto a mi me observa en silencio, sin embargo yo sigo pensando en Karen.

–¿Y? –pregunta como si fuera mi deber hacer esto.

–Ya, fue sencillo.

–¿Se lo creyó? –pregunta incrédula.

–Pues ella tuvo una relación mediana con Jean, no lo conoce bien para estar segura de que miento.

–Perfecto, nos vemos. –Evelyn se levanta, toma sus cosas y se acerca a la carretera, seguramente esperando un taxi.

Me levanto y camino hasta estar a su lado.

–¿Se puede saber para qué haces esto?

–Hacemos Edwin –me corrige, recordándome que le estoy ayudando. Me da un pequeño vistazo–. Jean y esa chica no van bien juntos es todo.

–¿Y eso a nosotros qué nos importa?

–Pues que él es nuestro amigo debemos asegurarnos de que tenga a la persona correcta...

–Ja –bufo, interrumpiendo la–, y ¿supongo que esa persona correcta eres tú?

–Tal vez no, pero ¿eso qué importa? Solo alejemos los y ya, las cosas se irán dando. –dice como si fuera simple.

Trago saliva, para volver a hablar.

–¿Jean... te gusta? –pregunto tratando de no sonar preocupado.

Te encontré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora