Todo pasa tan rápido que no tengo tiempo de detener a Karen. Apenas le tira la gaseosa a María en cara, todos los presentes abrimos la boca sorprendidos, pues para una chica como María eso es suficiente para dejarla callada y humillada.
Pero, para Karen no.
María no tiene tiempo siquiera de mirarla o reclamar le porque Karen se abalanza sobre ella, la toma del pelo y la tumba sobre la tierra ensuciando su impecable ropa.
Los gritos de ayuda de María hacen que prácticamente todos los presentes en el lugar rodean a las chicas, pero nadie es capaz de detenerla, ni yo, ni las amigas de María, ni el mismo Edwin que mira impactado la escena.
–¡A ver si te sigues riendo estúpida! –grita Karen, colérica.
–¡Karen es suficiente! ¡Suéltala! –le exige Edwin. Karen lo mira con tanto rencor que noto como baja la mirada. Pienso que va a seguir pero se levanta dejando a María hecha un desastre.
Empuja a diferentes personas para salir del círculo y yo la sigo.
–Espera, espera –la agarro del brazo y ella se gira bruscamente– está bien. Tranquila. –Su pecho sube y baja aceleradamente– Respira, tranquila.
–Ella lo merecía... –se excusa, nerviosa como si yo le fuera a reclamar.
–Tranquila, ya pasó.
Su expresión se aliviaba un poco, y sus ojos se llenan de lágrimas. Me acerco más y la abrazo fuertemente, mientras acaricio su espalda.
Todo lo que le dijo María la lastimó, toda la rabia que tenía la liberó de esta forma, y aunque la violencia no es la correcta, fue la única forma en la que soltó todo lo que sentía.
–¿Estás bien? –pregunta detrás de mí una voz tímida. Karen se aleja de mí y rápidamente se limpia las lágrimas.
Aclara su voz –A ti que te importa –masculla. Edwin endurece su expresión, y se acerca a Karen, pasando por mi lado.
–¿Se puedes saber que estás haciendo? ¿Viniste aquí para arruinar me la noche? –dice como si estuviera ofendido, como si él fuera la víctima, el afectado por toda esta situación.
–¿Qué te pasa? Ya lárgate, no quiero hablar contigo.
–La que se va a largar eres tú, no tienes nada que hacer aquí Karen. –Mi amiga está apunto de responder pero yo me adelantó.
–¡Si te incomoda su presencia, entonces quien se debe largar eres tú!
–No, lo mejor es que Karen se vaya –dice Jean con un tono neutro y el ceño fruncido. Está detrás mío, y no solo, está con aquella chica.
Miro a Jean confundida. ¿Cómo puede apoyar a Edwin luego de todo lo que ha hecho?
–¿Pero qué dices, Jean? ¡Ella también es tu amiga! –replicó molesta.
Jean me mira y suspira, camina hasta donde Karen y le dice algo en el oído que no alcanzo a escuchar.
¿Pero cómo puede actuar tan indiferente?
–Es lo mejor en este momento, ella necesita su espacio y este no es el lugar correcto. –dice aquella chica, tomándome por sorpresa. Su tono es suave y agradable, parece una buena chica y aunque tenga razón niego con mi cabeza, y doy unos pasos hacia Karen y Jean para alejarme de ella.
Veo como Karen asiente varias veces, a lo que Jean le dice, y se gira para mirarme –No pasa nada Avril, yo me voy, no te preocupes por mí –su voz es demasiado suave y temblorosa.
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Te encontré.
Teen Fiction- No te termino de entender Avril...-Busca mi mirada, pero yo evito la suya a toda costa. - No me importa sí me entiendes o no. - Pero a mí sí...-se acerca a mí y toma mi rostro con ambas manos- ¿a qué le tienes miedo? Sí tú me quieres y yo te quier...