Capítulo 17

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Antes de empezar la lectura, les aviso que encontraran mas adelante un aviso para reproducir la canción anexada en el inicio de este capitulo. Sin embargo, si no la quieren escuchar les dejo un fragmento de esta.  Que lo disfruten.


Avril

–Bueno, ya me terminé de arreglar. ¡Estoy lista!. –digo dándome un último vistazo en el espejo.

Está vez no llevo vestido, afortunadamente. Llevo algo sencillo: Unos vaqueros, una blusa celeste, muy bonita. Y mis confiables converse blancos, que me acompañan 24/7.

Hoy me siento demasiado animada. Jean me envió la dirección, que aún no tengo la certeza de qué es. Pues Google maps me lleva a una calle que jamás había visto.

Bajó las escaleras, y veo a mamá en el teléfono.

–Claro linda, lo entiendo –apenas mamá me ve hace una seña con la mano para que pare –ya está a punto de salir, entonces te la paso. Saludos a tus papás.

–¿Quién es? –pregunto mientras tomo el teléfono.

–Marce.

Oh. Me va a escuchar.

–¿Aló? -respondo arisca.

–¡Avril! Hola, ¿Cómo...

–¿¡Cómo te atreves a dejarme sola, en una discoteca a la mitad de la noche!?– le reclamo severa.

–¿Qué dices? -pregunta confundida, pero no me puede engañar.

–¿Estás sorda?

–No, yo... Avril, yo no te abandoné. Gala me dijo...

–¡Claro, Gala! ¿A qué hora Gala se volvió más importante que yo? –le digo ofendida– ¿No te das cuenta que ella se quiere deshacer de mí? –hablo de forma exagerada.

–Las cosas no son así... 

–¿No? Pues eso parecía, cuando las estaba buscando y ¡oh sorpresa! No estaban porque Gala sé quiso ir y a ti no te importo abandonarme.

–¡Avril, dejame hablar!

–¡Pues habla!

–Ya era tarde, y como te querías ir, convencí a Gala de que me sentía mal para volver. Para que realmente se lo creyera le dije que esperaría en el auto mientras que ella las llamaba en la discoteca. Gala las fue a buscar, pero no las encontró...

–Pues yo no la vi...

–¡Espera! Déjame acabar.– exige

–Sigue entonces.

Suspira– Pero si encontró a Jean.  Avril, él le dijo que ustedes, Karen y tú se quedarían con ellos, y ellos mismos serían quienes las llevarían a casa.

–...¿ah sí? –digo avergonzada. Ya entiendo todo ¡Jean maldito, acaso tú eres el que prepara todas mis desgracias? –¿Y por qué no me llamaste?

–Ehhh lo hice. Pero no contestaste. Entonces llame a Karen y me dijo, que si, que Edwin la llevaría a casa. En ese momento pensé que estaban juntas.

–Oh, ya veo...

–¿Cómo crees que te podría abandonar?

–Es que... ¡todo es culpa de Jean! Él me dijo que ustedes se habían ido por qué Gala se sentía mal.

–Pues te mintió. ¿Pero qué ganaría?

–Un momento conmigo. Él planeó todo eso para que me tuviera que ir sola con él –digo, todo su plan tan claro como el agua– es un maldito ¿Cómo se atreve?

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