Por amor... ¡Hasta la locura! (Painwheel x Lector)

Cuando nos volvamos a ver

¿Siquiera es físicamente posible algo como eso?

Tal vez ya me esté fallando, sólo un poco, el seso.

Primero es una pobre chica deformada y torturada,

Luego son los enanos, y ahora su líder, una alucinada.

"Creo que me he equivocado" —Corregiste tu observación inicial: Aesil no parecía un experimento. Había algo raro, por así decirlo, en ella. Pero no atinabas a saber qué.

—Sentimos mucho el malentendido. —Precisamente, estabas por pedir explicaciones. — Debes comprender que no recibimos demasiadas visitas. Y las pocas que hemos recibido han sido todo menos amistosas.

—¿Se las han comido a todas? —Callaste enseguida. Cuestionar a un grupo de contrahechos caníbales era lo último que debías hacer.

—No. —Para ser alguien tan severo tenía una risa muy agradable— Sólo les damos algún susto, y algunos golpes, si se portan peor. Afortunadamente no hemos tenido que matar a nadie... todavía.

—¡Menos mal! —"Está mal juzgar a las personas por una primera impresión" — ¿A dónde vamos, exactamente? —Habías pasado por alto ese detalle. Quizá te estabas confiando demasiado...

—Arriba, obviamente. —"¿Obviamente? Pero sí aquí nada es obvio".

—Bien, s-sí, sí. Arriba. Pero antes me gustaría saber algo: ¿Cómo es que conocen ustedes a Pain...?

—Preferiría llamarla por su nombre de pila.

—Cierto. Disculpa-Disculpe.

—La conocí cuando estaba en problemas. Problemas muy serios. —Te hizo detenerte. Hasta la cabeza de Robo-Fortune estaba, a todas luces, picada de curiosidad. "Mejor sería salir cuanto antes de aquí. Aunque, viéndola... ¡Ejem!... Viéndolo desapasionadamente, esto es de interés para la misión." Pensaste rápidamente. —Ellas no mucho. Y éstos buenos caballeros todavía menos. —Los hombrecillos-cebolla hablaron algo en un idioma desconocido. — ¿Cómo he de explicártelo? —Hizo silencio por un tiempo. Se puso a hacer gestos teatrales y exagerados, idénticos a los de un mimo callejero; debía tener algún gusto por las onomatopeyas, porque pasó varios minutos haciéndolas.

"No sé si esto es materia de estudio para un lingüista o un frenopático". —Por tu cara entendió que no entendías ni media palabra. O medio zumbido.

—Perdón, me he olvidado que no hablas hípnico. —Se disculpo sin reflejar culpa alguna.

—¿Hípnico? ¿Cómo en relativo al sueño?

—Es correcto.

—Confieso que no comprendo nada.

—Intentaré ponerlo en palabras que tú comprendas. Yo no soy como tú, ni como el resto de los que viven arriba. Y aunque, en cierta forma, estoy más cerca de ser lo que ellos son —giró su mano en el aire, señalando a quienes sí eran experimentos— tampoco somos lo mismo. Ni siquiera estamos hechos de la misma materia.

"Reitero: desconozco si esto le corresponde a un antropólogo, un físico nuclear, o un psicoanalista." —Te mordiste la lengua justo a tiempo. Más valía no hablar de más.

—Vengo de lo que ustedes llaman "Sueños". —Remató fríamente.

—¡¿" Los Sueños"?! —"En otras condiciones diría que eso es una bobería de revistuchas amarillistas y magufas como Engaño/Cero. ¿Qué, no existe un mundo de sueños, pero sí existen las branas, los nanobios, las rentas mínimas y las Skull Girls?"

—Afirmativo. Lo que creas o no creas, es irrelevante. Lo único que importa ahora es que, si Carol sigue ahí afuera, es seguro que más de uno no se quedará de brazos cruzados. La mayoría de la gente como tú, para empezar. Jamás lo hubiera pensado ella. —Entre más observabas sus gesticulaciones, más convencido estabas de su historia.

Y así fue; tu natural escepticismo se vio momentáneamente suspendido con las descripciones de lo que sería su mundo, o universo, o cualquier palabra que se pudiera aplicar a lo que —siempre según la extravagante Aesil— eran las fronteras entre la vigilia y el sueño. Algunos soñadores especialmente "perceptivos" eran capaces de traspasar las fronteras de la fantasía generada por sus cerebros para cruzar el abismo del subconsciente, y adentrarse en lo más indiferenciado, justamente donde habitaban otras formas de vida, o de conciencia.

—Disculpe. —Interrumpiste la redundante explicación— Pero eso no me lo puedo creer. No totalmente. ¿Eso querría decir que todos tenemos alguna puerta a ese "mundo"?

—Si deseas ponerlo en esa forma, sí. "Cómo es arriba, es abajo." Pero no todos tienen la llave correcta. Imagino que preguntarás como es que he quedado atrapada en este sitio. —Cosa extraña: no sonreía jamás, ni aún como sus reducidos subalternos— Todo fue gracias a una de las soñadoras más perceptivas que he conocido.

—¿Quién, exactamente?

—La que ustedes llaman Umbrella Renoir.

"¿Qué pasa con esa princesa?" —Pensaste un momento. Todo lo que sabías de ella era que, por sí sola, era más que capaz de apalear a malosos con la ayuda de un arma viviente, que tenía cabello rosado natural, y que compartía la página de sociales con su hermana (A menudo contra la voluntad de ésta última). Nada más.

—Sería difícil decirte todo el periplo que he tenido qué hacer por su causa. Sólo te aclararé algo que tú probablemente ya sepas: la sola presencia de una Skull Girl es dañina para el tejido de la realidad misma, en mayor o menor medida.

—Me gustaría escuchar una explicación más elaborada.

—La pequeña porción de sangre de Skull Girl que ha heredado de su madre le ha permitido...—Te quedaste helado al escuchar la primera parte: "Sangre de...".

—...ya sé: que gracias a eso pudo ingresar, involuntariamente, a ese "mundo de sueños" del que me hablas. Hiciste buenas migas con ella, como demuestran esas tres niñas. En una de sus reuniones fue que despertó antes de tiempo, trayéndote consigo. No queriendo poner en peligro a la que fue tu primera amiga de este mundo, lleno de prejuicios, mala leche y mucha malicia, te alejaste de ella. Te topaste con algún indeseable años después, además de Carol. No es que ella sea indeseable, si se me permite decirlo. —Interrumpiste con lo que dedujiste nada más escuchar la primera parte. No lograste hacerla sonreír, pero si arrancaste una exclamación de sorpresa entre todos los habitantes de ese agujero. Al respecto te preguntaste por dentro "¿Esas niñas perdidas crecerán algún día?"