Las ratas en las paredes

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No me cuentes ése, ya me lo sé de memoria.

Tampoco aquél. Ya todos vimos la película.

¿Y si nos cuenta sobre su profesional trayectoria?

¡No-no! Que su vida es una tragedia ridícula.

—¡Ah! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Perdón! ¡Perdón! —No exactamente tus palabras, pero el sentido era el mismo. Te tomó varios minutos convencerte de estabas vivo y consciente, amén de que no tenías ninguna extremidad ausente.

De hecho, estabas de brazos cruzados inclinado sobre el escritorio en el que te pusiste a leer copias de un libro viejísimo. Pensaste que todo lo que habías hecho después de eso había sido sólo un sueño... de no ser porque todavía te dolía bastante el tobillo.

"Me ha traído cargando hasta acá otra vez" —Dejó pasar otra oportunidad para enviarte, como mínimo, a la mesa de operaciones. Si tu conjetura sobre que la chica tenía un temor inconfesable a verse a sí misma como una monstruosidad era cierta, quedaba irresoluble e irreconciliable toda su conducta previa de los primeros días, donde no parecía tener mucho empacho en hacerte daño: la gente agradable no perfora a los demás.

Otra opción, más coherente y concreta para el infatigable incrédulo que vivía en ti, involucraba más la batería de fármacos proporcionados a lo largo de varios meses; alguno debía haber dado en el clavo. Sin embargo, eso tampoco explicaba cómo es que había hurtado un producto potencialmente adictivo. No habría contemplado siquiera tocarlo si no tuviera algún malestar, bien físico o bien psicológico.

Finalmente, la menos probable de todas: que había terminado por convencerse de que no tenías ninguna intención malévola. Eso seguía siendo incoherente con su extraña demanda de "atención" por parte tuya, más cuando se consideraba que no era precisamente sociable. Si algo resultaba más chocante que tener dos parásitos sintéticos funcionando, era esto.

"¿Cómo puede reprocharme el ignorarla? ¿Y lo que me había dicho anteriormente? "— Era más que probable que ni ella misma tuviera conciencia plena de sus palabras. Habría sublimado sus reproches hacia quienes habían tenido el dudoso honor de encontrarla en el pasado hacia ti; después de darse cuenta que no eras ninguna de sus rivales pasadas, ni tenías nada en común con la familia que la abandonó, habría empezado a tomarte como parte del personal que la rodeaba. "Tanto mejor para todos" —Dijo el irreductible incrédulo en ti.

"Me pasan estas cosas por tomarlo todo tan personal"— La mejor solución era dejarse de sentimentalismos, plantear correctamente el problema, delimitarlo y proceder a resolverlo. Nada más, nada menos. "—"¿Problemas en la escuela? ¡Lo veré en la dirección!" "¿Infiltrados adentro y afuera? No sin evidencia como dirían en La Real Sociedad Del Pensamiento Crítico Contra Las Pseudociencias y Crece-pelo."

"Trazar planes a largo plazo no es lo mejor aquí. Demasiadas variables ocultas... Probaremos algo más osado e improvisemos." —Miraste el reloj— "¡Ajá! ¡Es la hora! Bueno, ya fue demasiado de andarse por las ramas. Le preguntaré lo relevante y veremos ... las tareas pendientes podremos hacerlas más tarde. ¡Ouch! Si tuviera un bastón como el del doctor que insulta a sus pacientes..."

Ese planteamiento resultó acertado. Demasiado acertado: la figura materna del LAB-8 te cerró el paso cuando ya estabas por encaminarte a donde siempre:

—No será necesario. Ya nos explicó lo de tu desafortunado evento, y nos pidió que te dejáramos aquí. Francamente no he visto razón, pero accedimos. Necesito, además, un pequeño favor de tu parte.

—Soy todo oídos —"Con frialdad todo es mejor".

—Estaré algo ocupada con un pequeño pendiente administrativo. ¿Tienes algún inconveniente en leerle un cuento a los niños antes de que se duerman?

Por amor... ¡Hasta la locura! (Painwheel x Lector)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora